Blood Orange es todo y nada con su Angel’s Pulse

Angel’s Pulse es una joyita. El nuevo mixtape de Blood Orange, es un material que apenas rebasa la media hora, pero que, como su nombre lo indica, es toda una experiencia placentera y exótica. El latido de un paraíso erótico. Una probadita de placer en todo tipo de armonías. Como buen mixtape, se escapa de la etiqueta de LP o álbum: no tiene una pretensión comercial. Más bien parecen ejercicios, bocetos, ideas que quedaron colgando del último material del músico británico.

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Es imposible entender Angel’s Pulse sin ese cisne camaleónico  llamado Negro Swan. En su álbum de 2018, Dev Hynes, A.K.A. Blood Orange, exploraba los muchos tipos de depresión, así como las esquinas de su existencia y las ansiedades de un queer negro. Sin comprometerse demasiado con una tradición o un concepto claro, como si lo hace por ejemplo Kendrick Lamar,  Hynes se dedicó más bien a experimentar, jugar, a disfrutar de lo cálido y lo sensual sin pensarlo demasiado.

Así, en esa búsqueda de distintas maneras de decir lo mismo, terminó creando un auténtico compilado que resumía la música negra del momento: hip hop, indie rock, R&B contemporáneo, neo soul. Hynes logró reunir todos sus intereses musicales (hasta A$AP Rocky) en un solo material, que dio un disco de personalidad difusa, de conceptos poco trabajados, pero llenos de sensualidad. Esa vaguedad, esa ausencia de definición es lo que convirtió sus canciones en una especie de viaje pacheco y refrescante.

Angel’s Pulse continúa por el mismo camino pero más caótico. Es curioso. Sólo hay en este material de media hora una canción que rebasa la marca de cuatro minutos. Lo demás son fragmentos que, para algunos, podría dar la impresión de que Dev Hynes no tiene idea de lo que quiere conseguir. Y se vale pensar eso tanto como ir por la vida sin tomar una postura. Es, al final, el resultado de mezclar sabores que quedaron de Negro Swan con los que quiso  seguir explorando. Por eso suena a tantas cosas.

Suena a Tyler the Creator, a Prince, a Dj Shadow, pero también a Michael Jackson, a Justin Timberlake del 20/20 y al Gorillaz del “Clint Eastwood”. Hay de todo en ese camino que abre “I wanna C U”, y que se cierra con “Today”.

También encuentra sus puntos más álgidos en “Dark & Handsome” con Toro y Moi (un hip hop suave, melodioso, que acaricia, y de la que Drake podría sentirse orgulloso) y en “Take it back”, una canción profunda e introspectiva junto a Arca y Justine Sky, que engloba, a mi parecer, todo lo que representa Blood Orange: el rompimiento absoluto de los géneros y las etiquetas.

 

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