Elecciones sin lecciones

Unos ya frotándose las manos, otros lamentándose de su derrota, pero ya pasó oficialmente el huracán electoral, y como en todo desastre, ahora le toca al ciudadano de-a-pie recoger la basura e intentar volver a la normalidad. Uno podría pensar que ya podemos descansar de la propaganda, pero sucede que votar es sólo el principio. Ahora toca trabajar muchísimo, pero a nosotros, porque los sueldos y lujos de los «elegidos» no se pagan solos. Incluso los que perdieron también cobraron un chingo de lana. Sí, tal  y como en esa película tan bonita intitulada What Dreams May Come donde se dice: «a veces cuando pierdes, ganas», seguro que Annabella Sciorra lo decía pensando en nuestro sistema político-electoral. Digo, pierdes una elección, pero igual cada tres putos años el territorio nacional se convierte en una galería de gente de horrible jeta, pero de peores intenciones. Y todo eso cuesta demasiado.

Algunos opinan que los institutos políticos están evolucionando y por eso las elecciones están siendo cada vez más competidas, pero creer eso es pecar de ingenuidad; se trata de un intento de minimizar el hartazgo cada vez más generalizado. No es un “fenómeno incomprensible” —como dice el pinche mafioso del Beltrones— eso de que en Zacatecas haya ido a votar sólo el 39% del electorado o que en la CDMX (no mames, Mancera, nomás no me acostumbro a tus pinches ridiculeces) sólo salió a votar el 30%. El abstencionismo es cada vez mayor, pero la bronca es que vayas, o no vayas, las elecciones siguen costando demasiado.

Y bueno, tampoco es que me vaya a poner a hacer un análisis profundo, que para eso están ya saben, los expertos; esos que de analistas sólo tienen lo anal. Tampoco se necesita serlo para saber por qué el puto PRI está perdiendo sus bastiones de voto duro (aunque aún así hubo un par que ganó: pues que les vaya chido, pinches masoquistas). No se necesita ser muy escéptico para dudar que los electos en Chihuahua, Nuevo León y en Veracruz cumplan eso de meter a la cárcel a los exgobernadores, o para dudar del maravilloso rescate de un futbolista. Y menos se necesita ser rabietas para emputarse de que, precisamente, sólo  rescaten futbolistas, aunque eso sí: todos esos rescates sigan costando demasiado.

No se necesita ser un experto en matemáticas para percatarse de que en toda elección, uno gana, pero siempre los tres dicen que ganaron. Ya saben, se ven igual de pendejos que los boxeadores cuando terminada una pelea los dos contrincantes levantan las manos. En el caso de las elecciones, lo hacen hasta tres o más. Lo feo es que si todos dicen que ganaron, pero sólo uno gana realmente, entonces; o los otros mienten (lo cual está muy  mal, porque pinches mentirosos [más]), o los otros son simple y llanamente pendejos (lo cual está peor, pues querían un cargo público), o bien, los otros contratan empresas encuestadoras mediocres (lo cual está de la verga, porque igual se pagan con impuestos y, por supuesto, cuestan demasiado).

No se necesita ser un politólogo para preguntarse: «¿qué pendejada es eso de las alianzas?, ¿no se supone que los partidos políticos se forman para tener una ideología y un discurso propio, y que hay varios porque no concuerdan sus puntos de vista?» Ah, no. En los últimos años se alían unos con otros, pero bueno, antes por lo menos sabíamos que se juntaba la mierda roja con la corinto, y la mierda azul con la añil, pero nel; ahora resulta que el amarillo y el azul se pueden mezclar y crear un color de mierda que puede llegar a ser tan bonito como para ganar elecciones. Políticos de derecha-radical-izquierdosa-extrema con ideología de centro. Chairos mochos, justo lo que necesitábamos, o dicho de mejor manera: políticos mevalevergaelcolormientrasmeganeunvaro, y ese varo cuesta demasiado.

Carajo. Resulta que hasta todavía existe esa madre del “Partido del Frente Cardenista” (disculpita, millenialls, seguro que ni saben de qué les hablo), ah, pero eso sí: aliado con el PRI. Y es que digan lo que digan eso de tener un partido político es súper pendejo. Claro, a menos de que te beneficies de algún modo, lo cual te volvería un culero, pero, ¿eso ya de irle a dos? No mamen. Hasta en el fucho les dicen villamelones y nadie los quiere.

Ni experto en marketing se necesita ser, para emputarse de que seguía habiendo comerciales para que fueras a votar el 5 de junio, pero que se siga transmitiendo el 6, 7 y 8 de junio también, porque lo que importa es acabarse el varo, poco importa el mensaje. Y tampoco se necesita ser experto en historia para saber que si pululan los videos de compras de votos rojos, verdes, amarillos, morados, y del color de su pinche madre; no es porque suceda más, sino porque hoy en día hasta los homless tienen celulares para grabar chingaderas. Pero, ¿es que de verdad cree alguien que algún partido es distinto? ¿Cómo no se percatan de que igual eso de la mentada alternancia es cambiar puercos por marranos? De todos modos da lo mismo quién gane. Igual todos van a joder. Eso también cuesta demasiado.

En los últimos días, me preguntó muchísima gente (como 2) mi opinión sobre la democracia. Bueno, creo que la neta ni está tan chida. Ni es un sistema inteligente, pero eso no importa, porque ni existe. Lo que existe es un sistema en el que le pagamos al violador para que nos coja, y al ladrón para que nos robe, y cuando se llega a atrapar paga el abogado y la fianza con lo que se chingó. Porque robar 10 pesos es cárcel, pero robar millones es política. Y eso, claro, que cuesta demasiado.

Y no, no se necesita que llegue un superhéroe a cambiar las cosas, básicamente porque ya sabemos que no existen los superhéroes, pero ¿qué tal los supervillanos? Y esos también cuestan demasiado.

Algunos critican a los pamboleros porque olvidan la situación del país con el fútbol, pero, ¿no se les ha ocurrido que algunos vemos el fútbol porque sólo ahí México tiene cambios? Aunque de todos modos tampoco sirve de tanto porque México siempre pierde. Es más, el día de las elecciones ganó México su partido de Copa América, pero en realidad perdió en todo lo demás. Algunos dicen que en estas elecciones perdió el PRI, pero nel, esa madre ahí sigue: más bien, como siempre, perdimos nosotros y costará demasiado.

Y es que no se necesita nada, realmente nada, para darse cuenta de que esos políticos de mierda ganan las elecciones siempre por muchos millones, pero no de votos, sino de pesos; de que un mierda como Duarte hace una reforma para quitar el fuero, claro, cuando ya se fue; de que los políticos deberían tener conciencia de clase, pero más bien no tienen ninguna clase de conciencia; de que estamos sumergidos en la Catch-22 que planteó Heller; de que México es la esposa subyugada y oprimida a la que le pegan diario, pero no se queja, porque por tantos golpes ni siquiera siente.

Y eso también cuesta demasiado.]

No, no se necesita nada para darse cuenta de que México necesita de todo, que lo que quedan a deber los políticos es demasiado, pero no sólo hablamos de dinero. Nos cuesta demasiado, pero lo que más cuesta es creer que nada más no despertemos. Que nos encante el pito de Mancera, pero también el de todos los políticos.

Cuesta demasiado creer que sigamos votándolos en lugar de estar botándolos, pero a la verga.

P.D:

Tampoco se necesita ser gay para lamentarse de lo ocurrido en Orlando, y ni siquiera gabacho. Ojalá no se necesitara nada para conmiserarse de las tragedias de cualquier ser humano. Nomás hay que recordar que los mexicanitos, tú, yo, pero sobre todo el de al lado de nosotros, también lo somos, y en una de esas hasta Xalapa también merecería solidaridad, ¿o no?

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