Limón para el tequila y sal par la herida, Julieta Venegas en el Metropólitan

Fotos: página oficial de la solista

En la cultura mexicana existen varios remedios naturales para curar ciertos malestares. La miel puede ayudarte para la gripa o para exfoliar la piel, el ajo para malestares de garganta o para algunas heridas. Pero hay dolores que no se curan con remedios como estos: me refiero a aquellos que vienen del alma, y para ellos solo pueden ser sanados a través de canciones y bebidas, como diría Julieta Venegas, con limón y sal. Este viernes en el Metropólitan, con ella resultó ideal.

Gente por todos lados, y más en el Centro de la Ciudad de México. Caminar de Bellas Artes al teatro es un corto recorrido, pero cuando el alma está triste y el cielo llora. Cualquier espacio se vuelve la distancia más larga, pero el final vale la pena si concluye con un placer sutil. Una falda dorada se contonea entre la gran oscuridad del escenario. Son las 9:10 y la cantautora tijuanense toma el micrófono y las primeras letras de la canción resuenan, “Yo veía el tiempo pasando y el mundo girando, el viento soplaba y movía la vida, todo se iba volando”, los gritos no esperan, un caótico orden surge entre el público.

Si conocemos a Julieta Venegas es porque tiene un compañero fiel, un instrumento único y especial , que en México es muy conocido en la música regional, el acordeón. Juntos se mantienen para interpretar “Original” y en seguida “Ese camino”, material de su más reciente disco Algo sucede, siendo la segunda presentación en la CDMX desde que salió su producción.

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Al ser un artista con mucho años de carrera, ya que inició en el mundo de la música desde 1997 con su disco Aquí, cuenta con un multifacético talento, pues no sólo toca la guitarra, el acordeón y canta, sino que en este concierto mostró sus habilidades con el piano para dar paso a “Amores platónicos” para más tarde cantar “Todo está aquí”.

En el momento cumbre de la noche, Julieta hace un homenaje al Divo de Juárez -su muerte toca a cualquier artista que valore la dificultad de escribir e interpretar- con una canción que Juan Gabriel escribió a Lucha Villa, una melodía doliente de amor propio. Desgaste amoroso y de valorarse a sí mismo antes que a otro, “Juro que nunca volveré»

«..-y aunque hoy me digas que si mí tu vida es triste, eso debiste haber pensado antes de irte. Te juro que por ti ya nada, nada puede hacer. Y aunque hoy me digas que me quieres, si me quieres, y aunque hoy me digas que regrese y que regrese, jure que nunca volveré y no volveré”

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El amor es un anti cicatrizante, entre más amas es más difícil dejar ir a alguien cuando todo ha terminado. En ocasiones este sentimiento es cura y en otras es veneno, el caso es que todo cambia cuando se está en ese estado, y la gente lo comprende cuando interpreta “Algo está cambiando” y “Eres para mí”.

Y al final de la velada, en la parte que concluye todo, llega el momento de decir hasta luego, que, como dice Julieta “Nosotros no decimos adiós, decimos hasta pronto, pues no hay despedidas”. La noche termina con una de las canciones más emblemáticas de la artista: “Me voy”

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