Odisea del viajero cósmico: Vitàlic y su Voyager

La travesía interestelar comienza con Voyager, álbum que sirve como nave para surcar el mar astral. Concepto que va más allá de panoramas galácticos, remontando el cosmos en busca de la mezcla adecuada, siempre en compañía del mensajero interestelar: Vitàlic.

Después de cinco años de pausa desde Rave Age (2012), Pascal Arbez-Nicolas presenta su nuevo disco, conformando así, cuatro álbumes en su carrera musical. Voyager, bajo el sello de Citizen Records, termina con una duración de 41 minutos, divididos en 10 original tracks, haciendo siempre alusión y referencia al electro-dance ochentero.

“El Viaje” primera canción introductoria, sirve como punto de partida y preludio, para ser el gancho que atrapa al oyente, iniciando así, un buen comienzo,  dando pauta a la odisea cósmica gracias al rasgueo armónico y el uso de sintetizadores al estilo MoroderKraftwerk, seguido de mezclas rítmicas futurísticas de 8 beats que caracterizan al electro-disco.

Con la nave espacial en vuelo, encontramos “Waiting for the Stars”, en colaboración con David Shaw y The Beat, sencillo previamente mostrado en paralelo con su respectivo videoclip (antes del estreno de Voyager) que, irónicamente, fue la última canción grabada.

“Waiting for the Star” tiene un halo a Depeche Mode y advierte, que el álbum se formará a partir de sonidos precedentes peculiares de Vitalic, después de aquel atrevido y hasta podemos decir, mediocre Rave Age (Citizen Records), que disponía de composiciones hechas exclusivamente para antro o fiesta, mostrando una desvinculación total a sus anteriores obras, así como la esencia musical vital de Arbez.

Las participaciones de diferentes autores se hacen presentes en “Hans is Driving” por Miss Kittin y “Use It or Lose It” por Mark Kerr, canciones sutiles con arreglos vocales, evitando perder la noción de estar sujeto en medio de un crucero espacial. No obstante, pese a la calidez de “Use It or Lose It”; hay momentos aleatorios donde el tono vocal de Kerr, sube una octava, dando dinamismo a la canción, convirtiéndose en un favorito del LP para nosotros.

Por otro lado, también hay ‘tracks’ como “Ligthspeed”, “Eternity” y “Sweet Cigarrette” que dejan un vacío frío al escucharlos, pues ocasionan un corte abrupto sin sentido a álbum y no favorecen los tiempos que lleva el ritmo conforme va transcurriendo el CD, pues pierden toda concordancia entre las demás canciones, semejando al extravío espacial.

“Levitation” y “Nozomi” son dos de nuestras favoritas, debido que impregnan muy bien los matices de techno-retro futuristic-eigthies. Mientras que «Levitation» recuerda sonidos electro progresivos de Kraftwerk (incluyendo voces robóticas que aluden a la ciencia ficción ochentera), Nozomi se centra en la musicalidad hipnótica desde el principio, haciendo giros inesperados y bien construidos durante la sintonía de la canción, además aparece como provocante, advirtiendo que el disco se encuentra en su última etapa.

Como remate, Vitàlic muestra un cover a Supertramp: “Don’t Leave Me Now”, convertida a una electro-balada con acordes agradables, posiblemente queriendo ubicar al oyente con la culminación de la travesía cósmica.

Estereotípicamente hablando, dentro de la música electrónica, de los mejores artistas DJ se encuentran los franceses, prueba de ello: Air, Jean-Michel Jarre, Daft Punk y Vitalic, sin embargo, los últimos dos han iniciado una etapa de transición musical para recordar la época del Funky y Space Disco, interpretando y haciendo referencia a diversos compositores de aquélla década.

Finalmente, aunque Voyager no tiene nada relevante que aportar a la música electro, pues su esencia es hacer relación con la música Electronic Dance, es una buena opción para escuchar sonidos retro amalgamados con tecnología contemporánea, dando como resultado nuevas mezclas, y claro, para Vitàlic es una diferente evolución desde Pony,  su primer  EP en 2005

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