OMG! con Oh My God de Kevin Morby

Por: Brenda Valderrábano / @brenda_vaa

Como mexicanos entendemos muy bien la posición de la religión en la sociedad. Aunque muchos no seamos practicantes, la verdad es que crecimos influenciados por ella, por sus doctrinas, tradiciones e incluso por sus frases. ¿Cuántas veces no nos hemos dicho a nosotros mismos “Oh, Dios mío”? Una oración usada de tan distintas formas, que genera diferentes significados y que no precisamente tiene que hablar de un dios real, sino de uno que nosotros mismos creamos.

Algo muy parecido ocurre con Kevin Morby, quien fue criado en Texas, Oklahoma y Kansas City, ciudades especialmente conservadoras. Él mismo reconoce no haber crecido practicando alguna religión, sin embargo, todo alrededor de él funcionaba gracias a ella. Con un entorno temeroso de Dios, con iglesias siniestras y  una gran cantidad de historias, Kevin se empezó a sentir atraído hacia ese mundo desde chico.

Esto, combinado con su crecimiento personal y musical, llevaron a Morby a lanzar su quinto álbum, Oh My God, que se caracteriza por llevar ese tema religioso y a la vez romper con él varias veces a lo largo de las 14 canciones que forman parte del proyecto. Sin duda, es uno de los trabajos más conceptuales y libres del artista, en el que percibimos el descubrimiento, la búsqueda, la redención y la rebelión de un hombre contra el mundo que lo rodea.

Foto: Facebook oficial Kevin Morby
Foto: Facebook oficial Kevin Morby

No sólo son las letras las que te sumergen a este ambiente religioso, sino también la música, empezando por la primera y homónima canción del disco,“Oh My God”,  la cual comienza como recuerdo que eran muchas canciones religiosas de mi infancia: con un piano simple que después acompaña una canción que busca la liberación y en la que incluso aparece un coro bastante angelical en la parte final, lo que te recuerda a aquellas misas de domingo. A pesar de ello, no hay que pensar que el álbum es religioso y algo que escucharía nuestra tía la que es íntima amiga del cura. Para nada.

Luego viene “No Halo”, uno de los singles del disco. Corto con un estilo de templo y la mezcla de varios instrumentos de viento, percusiones, aplausos y una letra que denuncia que en la infancia de Morby todo estaba hecho de fuego, casi satanizando cualquier cosa que estuviera en contra del pensamiento de la iglesia. Algo muy similar sucede con “Nothing Sacred/All Things Wild”, en la que encontramos negación a lo que nos hacen creer desde siempre mientras se acompaña con unas percusiones muy sencillas y armoniosas.

Sin embargo, Oh My God da una vuelta completa con “OMG Rock n Roll”, que aunque tiene una lírica igual a “Oh My God” al principio, el ritmo cambia radicalmente a un estilo más sesentero, bailable y tal como dice el nombre, llena de Rock and Roll, y que después de hacer una breve denuncia hacia las matanzas en masas, es cortada abruptamente por un coro.

Es casi irónico que “Seven Devils” y “Hail Mary” sean temas consecutivos y ambos te cuenten historias distintas. Musicalmente hablando, “Hail Mary” es mucho más completa, ya que usa varios instrumentos y cambia sistemáticamente su ritmo durante los casi seis minutos de duración, tiempo en el que incluso participa un teclado que puede llegar a sonar como un órgano. Sin embargo, el clímax del álbum se encuentra justo en la séptima canción, “Piss River”, que critica de raíz la religión y cuestiona por qué tenemos que temerle tanto y  vivir siempre bajo el miedo de que alguien superior a nosotros se enoje por lo que hemos hecho. Vivir bajo la culpa es algo que Morby parece entender, pero no por eso cederá a hacerlo, al contrario, se cuestiona la razón y se rebela contra ella. La música va a la perfección con la historia, porque es un acompañamiento bastante efectivo que le da un papel protagónico a la letra.

Una de las canciones que más resalta en el álbum es “Storm (Beneath the Weather)”, ya que simplemente se trata de un minuto con 20 segundos del sonido ambiental de una tormenta, y aunque muchos la dejen pasar y hasta crean que no tiene razón de ser, personalmente siento una gran atracción hacia ese ambiente y una conexión entre las cuestiones religiosas y su crítica, lo cual Morby plasma muy bien en Oh My God. Después de todo, recordemos  varios pasajes de la Biblia en los cuales Dios demuestra su furia con tormentas y truenos. ¿Cómo tratar con el enojo de Dios? Con una oración de perdón, y es justo así como comienza “Congratulations”. «Felicidades, sobreviviste y estás vivo», canta Kevin con un tono muy parecido a las alabanzas de adoración de las iglesias donde todo es alegría.

Foto: Facebook oficial Kevin Morby
Foto: Facebook oficial Kevin Morby

“I Want to Be Clean” y “Sing a Glad Song” ya forman parte de la redención de cada uno y de ese proceso de encontrar “una nueva vida”. Aunque no lo hace con especial énfasis en lo maravillosa que puede ser la religión, sino en que eso es lo que creemos: que después de pedir perdón somos salvos y limpios y que la vida puede de ser así siempre.

“Ballad of Faye” es una canción puramente instrumental y aunque hay momentos en los que hay discordancia entre el teclado y el saxofón, no deja de ser una obra bastante armoniosa. Finalmente, “O Behold” le da un cierre increíble al álbum mientras Kevin canta “And o behold the hole in myheart/ Devil will come for us, try to tear us apart” y después inicia el coro “Horns from my head, wings from my shoulders/ quick, mama, look  up, your baby has grown up”. Aquí es donde nos damos cuenta de toda la historia que nos contó durante las 14 canciones y los 49 minutos de música: todo tiene un inicio, un desarrollo y un final, y para él, este fue el final.

Oh MyGod es un proyecto que puede no ser comprendido en su totalidad la primera vez que lo escuchas, pero tiene brillo en cada una de sus canciones, que exigen tu atención no sólo para escucharlas sino para sentirlas. Es, sin duda, el álbum con la estructura más fuerte de Kevin Morby y nos deja pensando en nuestra propia experiencia con la religión. Es interesante ver la creatividad que se encendió en él gracias a este tema y cómo lo desarrolló según sus experiencias. Es un disco que vale la pena escuchar cuando estemos en calma y que cada quien explore las canciones a su gusto.

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