TIM BAKER/ Forever Overhead

Desde Jim James hasta Father John Misty, no hay quien se resista a la tentación del proyecto solista, a la búsqueda de una voz propia más allá del tumulto de voces. Interesante fenómeno, valga decir. Parece ser que algunos artistas sienten la necesidad de expresar algo que no puede hacer desde lo colectivo. Si le paso a Thom Yorke, a Brandon Flowers y a los hermanos Gallaghers, le puede pasar a cualquiera.

A esa línea se inscribe Tim Baker, uno más de esos nombres que se desprenden del “nosotros” como grupo al “yo” como individuo. Antes fue por 12 años frontman del explosivo sexteto de indie-rock canadiense Hey Rosetta! Hoy, ha encontrado su camino en solitario con Forever Overhead un disco íntimo y orgánico producido por Marcus Paquin quien ha trabajado con The National. El resultado son 50 minuto, que van de más a menos.

El inicio es bastante prometedor. Al principio, solo un piano, una voz, y la palabra. A veces no se necesita nada más. “Dance” es un bonito himno millennial, con toda la fuerza del folk. Una declaración de amor o de baile (da igual) muy tierna y recomendable para dedicar. Le sigue “All hands”, una canción, que, aunque íntima, (habla sobre su pasado, sobre crecer en St. John’s, y sobre regresar) es contundente y nos clava un buen ritmo.

El problema con el álbum es que después del arranque, los tracks pierden fuerza y se simplifican, se diluyen. Tim Baker se preocupa más por las letras, conmovedoras pero convencionales, antes que por el sonido. Parece que se olvida de las fortalezas de su escena, de ese rock orquestal canadiense e independiente precedida por Arcade Fire y Broken Social Scene.

«Spirit» es quizás, la última llamada. Así, desde “Strange River” hasta el lago en silencio que es “The sound of the machines” el disco se vuelve un tanto monótono sin carices de nostalgia. Pura lentitud de un hundimiento. Solo hasta “Our team”, el penúltimo track, reaparece ese espíritu vigoroso, en un clímax demasiado predecible pero bello. Pero es tarde quizás. Muchos ya se habrán empalagado. Demasiada nata.

Así, Forever Overhead es un disco que peca de honesto. Tanto que empalaga. Demasiadas baladas para piano. Demasiada soledad. Solo el vibrante lirismo de Tim logra salvar la experiencia. Aunque quizás nada importe. Si la música es buscar una voz, Tim Baker va por buen camino hacia su propia identidad como músico en solitario.

 

 

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