Hablar de siete octavos en la música rock, es hablar de una figura irregular, una figura poco común y poco utilizada pero nada complicada de entender o ejecutar, sin embargo, el joven Neil Peart que probaba suerte como músico en Londres, se sintió tan mal de no saber de qué se trataba que se prometió a sí mismo que no volvería a ocurrir y efectivamente jamás pasó otra vez.
Neil Peart es, sin temor a equivocarme, uno de los mejores bateristas del mundo, posee habilidades que logran fusionar estilos con fluidez, como si Bonzo Bonham y Buddy Rich fueran siameses tocando la batería, sí, tal vez es una imagen mental extraña pero es lo más cercano para poder definir la forma en que el músico toca.
Hoy es su cumpleaños número 64 y pese a que ya anunció su retiro (Sí, nunca veremos a Rush en tierras mexicanas </3) debido a las molestias que le causa artritis psoriásica y tendinitis crónica que padece, ha dejado un legado gigantesco que ha influido en la música que tú, jovenzuelo lector de Revista Kuadro, ahora escuchas.
Fue con Rush cuando Peart despertó su máxima capacidad creadora tanto musical como lírica ya que el baterista no sólo se preocupaba por brindarle a las canciones de la banda canadiense una base rítmica sino que también escribía las letras, incluso, hay quienes afirman que fue Neil Peart el primero y único en darle importancia a esta parte de la composición y justo por eso que la música de Rush resultan narrativas épicas, un ejemplo de esto es la canción “Xanadú”, una rolota de once minutos que nos lleva a través de un viaje en busca de la inmortalidad.
La faceta como escritor del músico no es poco conocida por los fans, pero cuando no lo eres, resulta sorprendente saber que el baterista, sí, tradicionalmente conocido como el miembro de la banda que no suele acaparar reflectores ni las chicas, sea quien ha llevado a cuestas toda la creación conceptual, lírica y rítmica de toda la banda. Incluso podemos conocer mucho de la ideología de Peart a través de sus canciones ya que denotan toda la influencia de literaria, mitológica y filosófica, si no me creen échenle una oída a conciencia el 2112 podrán notar la carga política que contiene, misma que les causó problemas a Rush allá por los 70’s.
Músicos como él son irremplazables, no sólo por poseer una técnica impecable o una capacidad creativa profunda e inteligente para generar letras, sino porque Neil Peart resulta una figura irregular porque su corazón y talento no pueden latir de otra forma que no sea al ritmo de 7/8.
¡Feliz cumpleaños, Neil!
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