¡Qué padres las bromas de «Día de los inocentes»! ¡Qué bonito serlo!, o ¿no tanto?
I
¡Ah, privilegiadas mentes
para hacernos los graciosos!
¡Ah, qué posts tan más jocosos
esos de los inocentes!
¡Bromas tan inteligentes
de innovación infinita!
¡Ja, je, ji, jo, ju! ¡Risita!
Pero hoy no está tan cagado
eso del tan reiterado:
«Inocente palomita»
II
La historia de unos infantes
siendo dejados inertes
allá, en los medios orientes,
en guerras recalcitrantes;
Fuera hoy, o fuera antes,
¿no suena conocidita
la sociedad que permita
eso y muchas cosas peores?
Y uno aquí con sus humores
de «inocente palomita».
III
Y es que al menos en teoría
toda esta «celebración»
—sea tontería o tradición—
dura solamente un día,
pero por más que se ría,
lleva sexenios. ¡Admita
que cuando usted más se quita
más le atinan! Sin decirle
—siquiera por resarcirle—:
«Inocente palomita».
IV
¿No me creen?, ¿no nos dijeron
que con las reformas estas
se acabarían las protestas
de tan bien que nos hicieron?
Y es que ellos siempre supieron
que al mexicano le quita
el malestar la risita.
¡Ahí está #Rubí!! ¡#LadyWuuuuuú!
Pero la neta eres tú
la inocente palomita.
V
Sí. Ya sé, pues. ¡Qué amargado!
¡Qué tanta falta de humor!
Pero con todo furor,
insisto, no es tan cagado
que sea uno el destrozado
por esta, y tanta bromita,
porque no es coto, y quita
la risa. Neta, no esperes
que nomás te digan. ¡Eres!
¡Inocente palomita!