Fragilidad humana sonora: Bahidorá

Fotos por María José Sánchez 

¿Cómo puede la fragilidad humana asomarse de entre los huesos de las personas con sonidos? ya sea por el sonido de una alarma de sismo o de la música que resuena alrededor del festival.

Aún es de día y el sol asoma castigador, unas cervezas antes de entrar al parque Las estacas; quesadillas, gorditas, sopes, se siente un ambiente despreocupado, de pronto la tierra se mueve, la gente grita, el sismo nos recuerda la fragilidad de nuestra existencia, como despertar de golpe  de una siesta placentera.

People of Bahidorá
People of Bahidorá

Es el primer día del carnaval y después de tanto alboroto telúrico, llega El umbral, el inicio de todo y el final de otras tantas: 18:00 horas exactamente y el escenario se ilumina luchando contra la luz solar, mientras Amanda Fania, un colectivo de New York que se fundó como sello discográfico; lleva los sonidos latinos a un nivel electrónico y disfrutable.

No hay mayor recordatorio del tánatos que el fuego, aquél que nos civilizó y nos dio el avance de la modernidad, pero a la vez aquello que indomamos y no controlamos, arma de guerra y de placer visual, en pirotecnia que llega en un castillo tipo feria de pueblo. Explosiones y aros de luces como engranes de reloj dan la media noche y da la bienvenida a Bahidorá.

Primera noche, los presentes como búhos arremeten el lugar para reconocer su lugar de descanso y las presas que con luces tenues deborarán cuando el alcohol esté de su lado. Casas de campañas y fogatas hacen un fuerte en medio de Morelos, un frío congela los pensamientos junto a vaso de cerveza, el festival de la carne da inicio.

La Madriguera
La Madriguera

Sábado y aún no son las 10:00 de la mañana, pero los espectadores en casas de campaña despiertan con el calor que Morelos otorga. Las duchas llenas, el río es el lago que junta las manadas, todos buscan saciar el calor bebiendo o refrescándose entre las múltiples albercas del lugar.

11 de la mañana en el escenario Sonorama y Colombia nos traé a Hety And Zambo, un poco de música afro, tambores y movimientos acelerados salen de este dúo. Cómo olvidar la psicología del sonido cuando los tambores nos recuerdan el bum del corazón, y el inicio de los sonidos musicales, lo primitivo de la vida entra por los oídos y salen por los pies al ritmo de “Wine & move”.

Ocultarse de todo en un lugar sin luz es la costumbre de quienes no quieren ser vistos, pero en la obscuridad el sonido no tiene dirección ni potencia, Thris Tian conoce bien ese sentimiento clandestino, ¿qué habrá sentido actuar bajo el sol de un río, salir de las bodegas londinenses y hacer vibrar a los espectadores en su viaje Dj set?

Ariel Pink
Ariel Pink

Latinoamérica resuena entre percusiones y silbidos, palmas llevan el ritmo del escenario principal, Chancha Via Circuito, acompañado de todas las cumbias colombianas, peruanas y villera argentina, los visitantes de las estacas danzan y aclaman con sus cuerpos el ritmo de buenos aires.    

En el escenario Estación, la argentina Nathy Peluso, entre su cabello negro y sus flores rojas, blancas y negras, presenta su propuesta en ritmos R&B. Un lugar atiborrado de energía, ella pareciera que flota en una alberca, sus piernas son raíces de lirios que la expulsan del agua.

A veces los oídos de la gente buscan un momento de calma, donde el cuerpo y el alma vibren a la misma velocidad, que se haga una sintonía paralela entre lo físico y lo inmaterial, el jazz tiene ese efecto aún más cuando el saxofonista es Kamasi Washington, americano que pone en alto las pasiones del aire frente a un instrumento de viento, mientras presenta “Re Run Home”.

Kamasi Washington
Kamasi Washington

La melancolía de vivir lo pasado es el arma de DJ Scratch, un poco de música newyorkina en México, trae al escenario grandes clásicos de hip hop como Snoop Dogg. Mujeres con trenzas y overoles levantan las manos al ritmo de hip hop, el sonido de scrach lo hace único y las voces de los espectadores sintonizan con movimientos y agresivos hacia el set que flota en el agua.

Algunos momentos que vivimos se guardan en el recuerdo auditivo, ya sea el sonido de un sismo o la voz de algún cantante. La fragilidad llega por los oídos, viaja como onda y se estaciona en el alma, en el cuerpo y en la mente, para expulsarse vibrada mente por los músculos corporales, en una danza de autodefensa para sentirse vivo.

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