Pocas bandas tienen la capacidad de polarizar la opinión pública, la primer razón es que se tienen que poner de moda, algo de por sí difícil; después tienen que tener una cualidad que te hace odiarlos o amarlos. Tenemos la nueva banda en cumplir con estos requisitos. Greta Van Fleet.
Unos hermanos de Michigan que se han subido en este revival que tiene el hard rock, ese con un sabor setentero, esas nuevas generaciones que todavía aprendieron a tocar instrumentos. De todo el mundo han salido bandas como Wolfmother -parte de los pioneros de este revival- de Australia, Kadavar de Alemania o Graveyard en Suecia, llegan estos gringos; que entre todos no juntan ni 100 años de edad… Robert Plant tiene 70.
Acaban de lanzar su nuevo álbum, después de dos EPs, varios sencillos, varios éxitos, presentaciones en televisión en vivo y una gira mundial en puerta -con este disco van a venir al Metropólitan-. Anthem of the Peaceful Army es el LP que tiene a todos de cabeza… todos con una sencilla pregunta: ¿Se parecen demasiado a Led Zeppelin?
O más exactamente aún, ¿Josh Kiszka canta demasiado parecido a Robert Plant? o según a quien le pregunten, dirán copiar o imitar con una connotación negativa. Y es innegable, tienen un tono y un rango bastante parecido -no igual- pero no se puede negar que más de uno pensó lo mismo.
Ahora el punto es, el canta así naturalmente, si fuera tan fácil imitar a Robert Plant -el consenso general es solo Freddie Mercury es mejor vocalista, curiosamente Queen es otra banda que acusaron de ser una copia de Led Zeppelin– más de uno lo estaría haciendo. Robert Plant no era el dios dorado por como se vestía.
Además hasta el momento nadie ha acusado a Jacob de que sea una copia de Jimmy Page. Esto tampoco para ponerles el dedo encima. Zeppelin es una de las bandas más emblemáticas y más condecoradas que el rock ha visto. Si logras hacer que la gente piense eso de ti, por lo menos tienes talento.
Que es lo que logra este disco, demostrar que los hermano Kiszka tienen talento, también Danny en la batería. Porque además ese sonido de Hard Rock le han dado una nueva frescura, ha diferencia de otras bandas que suenan justo como si estuvieran en los 70s.
La parte negativa es que perdió algo de punch, si escuchamos los anteriores EPs, que sonaban más explosivos y con menos compromiso, pensaban menos lo que tocaban y era más crudo. Las exigencias de tocar ya con contrato real en mano parece que si pegó, algo también normal para una banda donde apenas la mitad ni siquiera puede tomar legalmente en Estados Unidos.
Aún así se aprecia el esfuerzo, para un genero que se esta reinventando, para los fans que todavía quedan de los guitarrazos y los tarolazos, de esas bandas para subirle a todo lo que da mientras vas en la carretera. Todo esto no fue una defensa de la banda, es para escuchar el álbum con otros oídos, el arte que se le pone.
Probablemente no va a ser el mejor trabajo de la banda, pero ya vendrán tiempos mejores. Pero hay que escuchar al disco y juzgarlo por lo que es dejando de lado todo lo que no es de la banda.