Después de un camino de innegables llenos totales en cada país visitado por el Bichota Tour Reloaded, en una Arena CDMX completamente llena con alrededor de 20 mil cuerpos ansiosos por perrear, se presentó Karol G a la primera fecha de las dos programadas en la capital del país.
Entre luces y pirotecnia en tonos verdes, bajo el siempre creativo mote de “Bichota” que la ha hecho famosa, ataviada de blanco, y con un retraso de más de una hora, inició el show con Sejodiotó, para un público eufórico que no dio importancia alguna a la tardanza y comenzó a corear y a perrear cada canción.
“Ciudad de México, ¿cómo estamos, pues?” fue la elocuentísima frase elegida para saludar al público mexicano capitalino que gritaba y se movía al ritmo de canciones como Mi Cama y Poblado.
La Bichota, caracterizada entre otras cosas por tener ese original cabello color azul, no podía dejar pasar la oportunidad de afianzar esa misma imagen elogiando a las niñas con ese mismo original pelo azul, diciendo que las veía a todas “mamacitas”, para dar pie a uno de sus éxitos más virales en la plataforma TikTok titulado ¡Ay Dios mío, qué rico! y que nos ha regalado muchísimos Petabytes de contenido de chicas, chicos y chiques bailando la muy complicada y larguísima coreografía y que tantos momentos felices nos ha dado.
“Si usted se la sabe las canta, y si no, a lo que venimos esta noche, a bailar, a cantar, a perrear”.
Karol G
Un momento bastante particular fue cuando la bajista que la acompañó en el concierto, una bajista de verdad extraordinaria, tuvo un momento protagónico al tocar fragmentos en solitario de Another one bites the dust, de Queen, y Seven nation army, de The White Stripes, y aunque al parecer el público no era el más adecuado para apreciar las piezas porque aquí se vino a perrear, sí dio tiempo por lo menos para que la colombiana hiciera algo mucho más importante: un cambio de atuendo para pasar a uno bastante más ligero, más sensual y sobre todo, más acorde para continuar un show en donde la palabra «culo» es la más preponderante y por supuesto, la más importante.
Siguiendo con canciones como Pineapple, El Barco, Creeme, o Location, el público capitalino sudaba y se deslizaba en un perreo absoluto que al parecer sí cumplió las expectativas de la Bichota, como para que por lo menos no nos regañara a los asistentes como lo hizo en Perú por la falta de energía o por estar sentados o hablando por teléfono como lo hizo en su natal Colombia, y es que hoy en día todos sabemos que el pagar un boleto no da derecho para hacer lo que uno quiera, porque por supuesto, lo único importante es perrear.
Después de tantísima energía desbordada por Carolina Giraldo Navarro, -nombre de nacimiento de la Bichota-, parecía que no podía haber algo más elevado, más sublime, pero nos equivocábamos. Después de varias pistas dificilísimas, casi indescifrables, dejadas desde temprano en redes sociales, presentó una sorpresa que por supuesto nadie se podía esperar. Una sorpresa que además, dejaría claras sus influencias musicales principales, su altísima cultura, su aprecio por México, y sobre todo, el concepto que tiene sobre lo que define a toda una generación y estas fueron sus palabras:
Les tengo una sorpresa, pero antes de presentarla quiero que se escuche claro lo que voy a decir porque literal estuve pidiéndole a Dios que me diera fuerza para tener la cordura para decirlo. La amo tanto como yo y es parte de mi crecimiento y pensaba que nunca iba a tener oportunidad de conocerla, fui a su primer concierto en Medellín y canté todas, y cuando se me ocurrió invitarla sabía que tenía 11 años fuera de los escenarios y tenía muchas invitaciones y aceptó la mía”
Karol G
¡Y sí! La inesperada, icónica y mundial sorpresa fue la aparición de la mismísima Anahí Giovanna Puente Portilla, magnífica actriz, magnífica cantante y magnífica esposa del exgobernador de Chiapas y actual senador de la República (acusado de múltiples delitos pero inocente porque nunca se le pudieron comprobar). Ah, pero no se necesitó en lo absoluto tanta presentación como aquí, porque, ambas diosas, usando un sombrero rosa de vaqueritas -completamente acordes a la canción desde su estreno, en un ambiente de hielo-, y sobre todo, fue excepcional cómo ambas cantaron total y completamente afinadas, haciendo gala de sus voces más que privilegiadas para edificar ese magistral tema de altísima calidad interpretativa, himno de toda una generación, y hablo por supuesto de la canción Sálvame, que fue coreada a todo pulmón por un público que después, en redes, expresaron que fue uno de los momentos más icónicos, uno de los crossovers, de las colaboraciones más importantes de la historia de la música, y no es para menos, porque hablando precisamente del impacto y emblema generacional de dicha obra maestra, Anahí, con su icónica estrella en la frente, comentó:
«Hace 11 años no me paraba en un escenario y los nervios son fuertes pero quiero decirles que siempre están en mi corazón y que lo que juntos vivimos y construimos no se olvida nunca. ¡Son una generación increíble!»
Anahí
Después de ese emotivo e incontroversialmente icónico momento, cerró el concierto con canciones como El Makinón o la más reciente Provenza para concluir una presentación inolvidable que se alargó por más de 20 temas, hora y media y que quedará marcada en la historia mundial de la música porque como ambas lo comprobaron, y su público lo ratifica constantemente, la verdadera representación de la juventud mexicana y latinoamericana actual, y sobre todo, el verdadero empoderamiento femenino, el hacer a las mujeres fuertes a través de la música, es perrear.
Te esperamos pronto de vuelta, Bichota. Todo México te ama. Nos representas: todas somos Bichotas.