Fotos: OCESA / César Vicuña
Para: iG: majirow_sh
La creíamos extinta. La banda que un día encendió la escena con una música instrumental muy extraña y que, de repente, ya no. Una separación abrupta, ocurrida en circunstancias poco claras, le puso punto a un proyecto que logró lo que pocas bandas de post-rock han logrado en México: pasar del culto a la masividad, de Foros Alicia a Vives Latino, de ser de un puñado de locos, a ser de los «dosmiles», de los Mtv, del rock del futuro. Pero nada se va para siempre, y, así como todo comienzo es un final, “todo final es también un comienzo”.
Por la tarde, un eclipse en la ciudad antecedió al show, advirtiéndonos que sería una noche intensa. El público, que empezó a llegar con máscaras y orejas de conejo, era la intuición de que esta noche en el Pepsi Center confirmaba eso que decían era real: que estaban de vuelta. Y entonces, después de la presentación de Calavento, la banda abridora, salió Austin Tv con «De la orquídea y la avispa», la rola que hizo posible lo que para algunos era un sueño: regreso + disco. Le siguió “Roy Rogers”(que generó una reacción para muchos, capaz de reformar la continuidad de tiempo y espacio); y luego, la épica «Caballeros del albedrío», que terminó por doblegarme ante la verdad: nunca se habían ido.
Sonó una de sus rolas más antiguas «Les choses sont bizarres», del 2002. Luego llegó «Olvidé decir adiós», y con mi celular grabé ese momento como pedido especial para una amiga. Entre las canciones se alternaban para hablar, rompiendo el encanto de una banda sin lengua, pero sí llena de vida. Varias veces hablaron de su proceso, de cómo lograron superar la depresión juntos, como banda. También se detuvieron a pedir un minuto para los muertos. «Que cada quien diga el nombre que quiera» pidieron arriba, y abajo los que quisieron, pensaron en alguien. Y sonó el tema con el que cierra Rizoma, el nuevo disco de Austin Tv y que nos hace creer en «lo bonito de la muerte». Porque si la muerte es bonita, la vida también debe de serlo.
Unos violinistas salieron para interpretar «Más que a nada en el mundo», «Lattice», y «Voló al cielo», rolas que cerraron deamáticamente una primera parte. Llegó un intermedio, y, tras él, cayeron más rolas del Fontana Bella: «Ana no te fallé», «El secreto (de las luciérnagas)», y la más esperada de la noche: «Marduk», que llevó al público de la catarsis colectiva de distorsión de guitarras a esa fantasía de hadas en la que una voz te dice:
«No tengas miedo, somos libres.
Nadie lo cree…
Y pudimos quedarnos ahí, pero la banda tenía energía para tocar mucho más, toda su discografía si por ellos fuera. «Flores sobre las piedras», «El hombre pánico» (un dos tres), «Shiva» (un dos tres cuatro cinco), llegaron antes del encore, del que regresaron transformados en conejos, su forma más famosa, para cerrar con La última noche del mundo, del que sonaron“Hazme sentir”, “Rucci”, y una versión larguísima de “Ella no me conoce”. Finalmente, con“Cisne de pan” la banda terminó por sacar esa intensidad que traían, en años y años de sequía, en dos horas y media de concierto, de lo que fue, quizás, una de Las Noches de su carrera.
Setlist:
- De la orquídea y la avispa
- Roy Rogers
- Caballeros del albedrío
- Ésta Es La Razón
- Les choses sont bizarres
- Olvidé decir adiós
- Voces iluminadas por sonrientes
- Reflejo Infinito
- Lo bonito de la muerte
- Satélite
- Más que a nada en el mundo (con violines)
- Lattice (con violines)
- Voló al cielo (con violines)
Intermedio
- Ana no te fallé
- El secreto (de las luciérnagas)
- Marduk
- Flores sobre las piedras
- Su nombre es el tuyo
- El Hombre Pánico
- Shiva
Encore:
- Hazme sentir
- Rucci
- Ella no me conoce
- Cisne de pan(con violines)