Fotografías: Emilio Sandoval
Dicen que tocar en México es una experiencia única porque el público es entregado y apasionado, todo músico extranjero que pisa el país se va con ánimos de seguir adelante porque de alguna forma, somos esas voces internas que gritan «lo estás haciendo bien».
El caso de Gepe no es la excepción, hace unos meses se presentó en el Vive Latino y tuvo problemas técnicos debido al mal tiempo, lo que provocó que no fuera del todo grato su show —gracias calentamiento global—. Para su reivindicación llegó esta fecha en el Plaza Condesa, que de muchas formas desvaneció ese mal recuerdo para suplantarlo con uno donde el chileno rompió con todas las expectativas.
La noche inició con el sonido ambiental de unos pajaritos que sirvieron como introducción gradual a la gran explosión de sonidos en el que distintos géneros se mezclaron. Así comenzaba «Amigos Vecinos». Los gritos acompañaban coreando de una forma precisa la letra: «Muchos amigos, algunos vecinos, me voy caminando a tu casa».
En el escenario lo acompañaban dos bailarinas enfundadas en sombreros con plumas de colores que hacían alusión a los trajes típicos del norte de Chile. El conjunto transmitía una energía capaz de poner bailar a cualquiera al ritmo de «Marinero Capitán».
Gepe estaba detrás de una batería, llevaba el ritmo y la melodía al mismo tiempo, no lo hacía mal, era como si toda la música dentro de sí no tuviera otra forma de salir más que a través de tamborazos. Solo había pasado media hora del concierto cuando el sudor comenzó a aparecer en las frentes de los asistentes, las chicas se desgarraron las gargantas y reventaron tímpanos con crueldad, pero a nadie le importaba; a esta fiesta ya nadie la podía parar y mucho menos cuando se hicieron presentes «Platina» y «Punto Final».
Se apagaron las luces del escenario mientras solo una caía sobre el músico mientras decía: «me hacen sentir tan bien cada vez que vengo». Tras una pausa empezó «Bacán tu casa», una forma de agradecer la calidez del público que no dejaba de corear ninguna de las canciones.
Sonaron los metales para abrirle paso a la melodía de «En la Naturaleza», «cuatro, tres, dos, uno». Las caderas se movían al compás de la canción, en algún momento de la noche Gepe mencionó que el setlist lo había elegido a través de sus fans al preguntarles qué canciones querían escuchar y vaya sorpresa que eligieron canciones de todos sus discos.
El baile alcanzaba poco a poco el clímax, los brincos se hacían presentes, mientras el ritmo ya había conquistado los cuerpos sin pedirles permiso. El momento cumbre llegó con «Hambre», los brazos se levantaron para liberarse a través de la música y las voces se unieron para cantar «yo quiero que tu boca se pegue a la mía como chicle nuevo», aunque a nadie le salió esa parte como a Wendy Sulca. 🙁
De repente todo se apagó y Gepe quedó en el centro del escenario comenzaron los acordes de «Fruta y Té». —¡¿Qué?! ¿Tan rápido? La esperaba al final—, se oía entre la multitud que esperaba el hit del músico hacia el final de la noche, que pese a no ser esperada en ese momento tuvo el mismo punch.
Era tiempo de calmar un poquito la euforia para pasar a las canciones suavecitas, esas que se cantan quedito pero con todo el corazón. Las gargantas se calmaron unos minutos para entonar «Un día ayer», «Ayelén» y «Victoria Roma». Las palmas marcaban el ritmo para terminar con un grito que hizo estremecer a El Plaza.
Para cambiar el tono del concierto Gepe sacudió toda esa miel que derramó sobre el público con «12 minerales», «Fiesta Maestra» y «Con un solo zapato no se puede caminar». Mientras «Invierno» sonaba todos se pusieron a bailar al ritmo bachatero incluso el chileno y sus caderas participaron en el baile, y ¿saben qué?: sus- caderas-no-mienten.
La noche siguió en un tremenda fiesta, aparecieron canciones como «TKM», «Piedra contra bala» y «Melipilla». Cuando llegó «A la Noche» todos ya estaban en un trance de baile contagioso y Gepe volvió a explotar en la batería al mismo tiempo que la música lo hacía en los corazones del público.
Una breve pausa se hizo presente cuando el intérprete dejó el escenario, todos pensaron que el concierto había terminado cuando reapareció para cantar «La Bajada» en versión acústica acompañada de luces bajas. En el momento clímax de la canción, la luz de la melodía volvió a iluminar en su totalidad al Plaza Condesa, en seguida Gepe sorprendió a todos con el cover de una canción muy querida por los mexicanos: «Las Flores» de Café Tacvba. El músico le imprimió un toque particularmente romántico que distó mucho del tono juguetón y divertido que le dan los tacvbos.
En el momento en que sonó «Un Gran Vacío» la noche se tornó sentimental y bohemia. Un par de lágrimas caían mientras la melancolía de la canción llegaba a abrazar a los solitarios y «Ser Amigos» provocó que las parejitas fundieran sus cuerpos en besos que añoraban la eternidad de su amor.
Todo esa tormenta de feelings era el anuncio de la recta final de la noche pero no podía terminar así, por lo que Gepe sacudió toda esa nostalgia con una canción que invita a dejar atrás todo lo que está mal: «Por la ventana». Inmediatamente todos empezaron bailar y cantar al unísono: «deja la ventana abierta no la vuelvas a cerrar, que el viento se lleve todo lo que se tenga que llevar».
Fue curioso que Gepe no escogiera una de sus canciones más conocidas para cerrar, sin embargo eligió una que engloba totalmente el estilo del músico chileno:»Alfabeto», que precisamente es una canción en la que mezcla el sonido andino con lo etéreo y la suavidad de su voz para hacer explotar los sentidos y cómo no hacerlo si las fusiones que el músico hace lo ha convertido y reivindicado como uno de los mejores artistas latinos hoy en día.
Al final del show quedó ese sentimiento de satisfacción y agradecimiento porque este concierto no haya sido de «solo éxitos», sino un recorrido a través de la larga trayectoria del músico chileno y que al mismo tiempo resultara una forma catártica de transitar sentimientos para poder sanarlos
¡Bacán tu concierto, Gepe! <3