Bahidorá el paraíso «casi» perdido

Cuando pensamos en el Carnaval de Bahidorá vienen a la mente el sol, el río, trajes de baño y gafas de sol, pero en esa edición todo cambió, al menos por dos días, pues Pachamama eligió una noche y día de lluvia para el festival, y fue así como inició la transformación de Bahidorá al paraíso casi perdido.

Como cada año y para quienes no pagan un glamping, colocar la casa de campaña se vuelve parte del ritual, una tradición engorrosa pero habitual, extender la carpa, colocar las varillas y anclarla al suelo para que los vientos no te dejen sin techo, todo esto bajo los rayos del sol o si es que llegas tarde con el frío de la noche. Guardas tus cosas y paseas por los hermosos paisajes de Las Estacas de Morelos.

Los primeros escenarios comienzan la ceremonia, lugares como El Cubo, La estación y La madriguera dan la bienvenida al primer día. Comienzan a relucir los primeros vasos de cerveza y los cigarrillos de tabaco y otras «hiervas» por los spots, mientras Paurro, Causho, Dj Putilla y Kodemul son quienes abren los diferentes lugares con sus ritmos que van desde techno, reggaeton y electronica.

Toda va normal hasta que Tlaloc decide aparecer en el horizonte y deja caer las primeras gotas de lluvia, nada de qué exaltarse, los asistentes corren a sus casa a refugiarse sin saber, que para algunos, era el inicio de un pequeño desastre. La primera noche lluviosa y varios ya tenían inundados sus refugios de nylon y plástico, sin mencionar los slipingbags y la ropa que cuidadosamente eligieron para el festival.

Llega la mañana del sábado llega y la lluvia continua, se escuchan cuchicheos: «Se va a cancelar el festival», «con esto Flying Lotus no va a salir», «¿Qué vamos a hacer?». Todos temían desde sus casa de campaña, cuestionandose qué sucederá con el festiva. Aproximadamente a la 1 de la tarde la lluvia se detiene y los arbustos se convirtieron en tendederos: Pantalones, almohadas, bolsas para dormir, cobijas, eran las esferas de un árbol de navidad de damnificados por los estragos.

A pesar de ello los asistentes no pierden el ánimo y la música ayuda bastante, Las melodías de Son Rompe Pera y Los Mirlos son la esperanza para que todo mejore y vaya que lo hizo, pues al escuchar a Yo soy Matt y a Yaeji resurge el ánimo de entre los lodozos campamentos para que el sol de sus primeros rayos a los asistnetes.

Africa Express inicia sus 5 horas de presentación, La bruja de Texcoco inicia con un ritual de copal y mezcal mientras Los Pream, originarios de Oaxaca, dieron una interpretación impecable. Lo mejor está por llegar, calificado como «bizarro» e inesperado sale al escenario Damon Albarn junto a Luisa Almaguer para interpretar «Melancholy Hill» a manera de duo intimo.

El headliner más esperado de la noche hace su aparición después de media hora de atraso, Flying Lotus envuelto en pantallas psicodelicas pone a brincar a todos con su jazz experimental que va más allá de un género y una descripción, ya que es una experiencia envolvente de beats, rap y pasión que a más de uno vuelve loco.

Para cerrar la noche del escenario principal «Sonorama», uno de los productores musicales más importante de la escena urbana convoca a la gran mayoría de los asistentes, Tayni pone a perrerar a todos con canciones que rompieron el internet en estos últimos años, desde Bad Bunny, La Bichota, Rosalia y más artistas, convergen en las mezclas auditivas de este compositor, mezclador y dj latinoameicano.

El Domingo llega y por fin Bahidorá se convierte en lo que siempre ha sido, el espacio donde cuerpos de todas formas, expresiones y nacionalidades muestran sus pieles en traje de baño. Las gafas de solson el mejor aliado para la cruda, el río está repleto y la música sigue sonando para ambientar este paraíso que se sintió perdido por un día.

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