Caligaris somos todos

Fotos: Vianney Lozada

Hacía frío, pero no tanto; aunque no se podría saber si era por ausencia de viento o por la congregación de múltiples individuos con pelucas y narices de payaso. Los Caligaris tendrían su último show de la gira intitulada “Somos todos 2016”, sin embargo, gentiles y cercanos que son siempre, no por ello iban a dejar de tirar paro a dos bandas para ser teloneros, pero sobre todo para darles la oportunidad de mostrar su música, tal como lo hicieran con ellos mismos Los Auténticos Decadentes en su momento.

Fue así como a las 18:10 horas salió a escena Guachupé, de Chile, cuyo vocalista tiene un timbre de voz muy parecido al de Pupul de Ska-P, y que también se parecen en la mucha energía desbordada en el escenario. Con una sección de metales increíble, de verdad poderosa, tocaron temas como «La última vez», «Vamos» y «El Club del amigo», con los que la gente comenzó a espabilarse y a bailar. No era para menos, ya que estos sies tipos hacían ruido como si fueran 23.

Una hora exacta después y también después de esos seudoanimadores de cierta compañía telefónica patricinadora, cuya simpatía es comparable a una lechuga recién cortada, se subieron al escenario otros oriundos de Chile, la banda Tomo Como Rey, con una alineación más numerosa. Aunque en el inicio también un poco menos ruidosos, situación que se resolvió cuando Juan, Martín y Raúl Sencillez de Los Caligaris se subieron al escenario precisamente con esa sencillez que los caracteriza, para arrancar el motor por completo con «Fue tu culpa», ya que en el disco llamado La fiesta popular de los chilenos la tocan juntos. De ahí en adelante la presentación fue creciendo, y la agrupación fue conquistando poco a poco a los asistentes, con canciones como «Si te vas, voy a tomar» (canción que grabaron con La Pegatina), y «Legalice», en donde nos defienden a todos los pachecos, para llegar al clímax en donde tocaron «Las Flores» de Café Tacvba; no sin antes criticar al imbécil de Trump manifestando que no hay asaltantes, violadores ni asesinos, aunque bueno, quizá no lo sabían de cierto, porque no sabían que estaban en el Estado de México, pero lo que sí supieron fue cómo cerrar un acto con canciones increíbles: «Weón» y «Los que toman Como Rey», dejando calientita a la audiencia, porque ahí se demostró que esos chilenos no hacen malas bandas; ambas estuvieron a la altura del acto principal que se avecinaba.

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Por ahí de las 20:30 se apagaron las luces, y sonó de fondo una tonadita cadenciosa y tranquila, pero con los tonos que pusieron a cantar: “No somos muchos, no somos pocos…» a las ¾ partes del foro que estaba ocupado. Seguro no fue un lleno total por ser domingo de puente, ya que la energía que se sentía en ese momento, pero sobre todo, la alegría y la paz, estaban ebullendo. Salieron a escena Los Caligaris, con sonrisas, calidez, saludos, y globos para abrir con «Cada vez», y como cada vez que vienen a México, el venue se convirtió en una fiesta.

«El Oasis», «Nadie es perfecto», «Entre vos y yo», explotaron en el escenario, pero sobre todo en el público, que saltaba, sonreía y coreaba: «¿Quién es, quién es? ¡Raúl Sencillez!», y disfrutaba de el acto de la pelota y los malabares, que aunque es siempre reiterado, es también siempre aplaudido como si fuera la primera vez.

«Mi estanciera y yo» sonó, pero distinta porque invitaron a subir a Tomo como Rey, comprobando otra vez la calidez y cercanía que han hecho de Los Caligaris una de las bandas más seguidas, pero sobre todo, más amadas por los que gustamos del guapacho.

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Saludos a Marcos Ozamis que por una operación de espalda no pudo estar en este cierre de tour, pero aplausos a él, y a una fracción que tocaron de «El genio del Dub» de Los Fabulososos Cadillacs. Muchísimas risas cuando Raúl Sencillez salió ataviado con un disfraz de El Chavo del ocho, y subió a las torres de la techumbre, y también subió a una afortunadísima asistente para besarla, porque es casado, pero en Argentina: en México no.

«La carta y tus besos» dieron paso a «Game over», que tocó Juan acompañado únicamente por su guitarra y que fue una sorpresa, ya que es poco frecuente que la incluyan en su repertorio. «Florentinos y Ferminas» nos hicieron recordar las historias de amor de los abuelos, y recordar que, como nos manifestaron a los asistentes: “todos somos pequeñas luces brillando”, para soltar un puñado de globos que se quedaron en el techo del foro, así como en el corazón de quienes presenciamos “Añejo W”; interpretada en una mesa como si fuera de cantina, mientras ellos bebían realmente esa bebida argenta.

A lo largo de este tour realizaron un arreglo para tocar, en popurrí, «Mis tres amores», «Fantasma», «A vos» y «No estás», y aunque muchos las preferimos completas, la realidad es que Los Caligaris se han vuelto una de esas bandas a las que les es difícil, entre tantas bellezas, elegir cuáles compartir.

Un cambio de vestuario, digamos, a argentino, con la remera de su selección, dio preámbulo a tocar «Kilómetros» en donde a pesar del frío, como marca la tradición caligari, muchísimos agitaron en el aire playeras y emociones, mientras nuevamente Tomo como Rey los acompañaba.

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«Razón», «EEA»  y «Todos locos» fueron las elegidas para hacer esa ceremonia tan bonita de fingir que ya se van, hacer un cierre parcial, para regresar con esa maravilloso regalo de Jorge “Perro viejo” Serrano de Auténticos decadentes, y que se llama «Quereme así». Y ¿cómo no hacerlo?, si son, como diría mi Señora Madre, unos muchachos muy bonitos. Unos que se han ganado a base de esfuerzo y cariño la fidelidad de los que, como dicen ellos: “somos payasos, nos ponemos la nariz”.

El cierre fue «Que corran», y es una especie de manda, de juramento, porque vaya que correremos a verlos cada vez que tengan a bien visitarnos, porque, como se llamó su tour, Caligaris somos todos. Ah, y por supuesto; no podían dejarnos sin una última sorpresa en la que nos mostraron que su cambio de vestuario no era tanto por ellos, sino por nosotros, ya que al agradecer, de espaldas, formaron entre todos una bandera de México, que reforzaba la manta que levantaron diciendo “Gracias México”.

Gracias a ustedes, Caligaris. Acá los esperamos para el Vive Latino

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