La ciudad nunca duerme, pero a veces entra en coma. Carrion Kids conoce esa frontera, la ha cruzado y regresa con los bolsillos vacíos y los nudillos rotos. «Santa Úrsula» no es solo su nuevo sencillo, es la resaca de una generación que no le tiene miedo al madrazo, pero sí al aburrimiento.
Esto es lo primero que sueltan de Conducta Alarmante , su nuevo disco. Y como todo buen crimen, tiene un cómplice: Julián Lede (Silverio, Titán) , el arquitecto de las fiestas que terminan en ruina, el chamán del sonido depravado. Si en los 90 hizo bailar a los robots de la CDMX, ahora le pone dinamita a los amplificadores de Carrion Kids.

Una historia de accidente y destino.
Los mitos suelen nacer de la exageración. No este. Esta historia es real.
Una madrugada, Miki Navajas decidió que la noche no debía terminar. Robó un coche —no por necesidad, ni por venganza. Lo hizo por la razón más primitiva de todas: el maldito aburrimiento. La idea era llegar al manicomio abandonado de San Rafael , porque ¿qué mejor lugar para continuar la fiesta que un sitio donde el tiempo se pudrió?
Pero la ciudad no es un videoclip con final abierto. La patrulla llegó antes que el destino. El choque fue brutal, el auto quedó hecho una lápida de metal. El barrio de Santa Úrsula Coapa no olvidó esa noche.
Ahora, la anécdota se convirtió en canción. Y la canción en un himno.
El videoclip: un baile de espectros
Dirigido por Baloo Gold (Angry People Media) , el vídeo de «Santa Úrsula» es un descenso al infierno de la Ciudad de México. La locación no podía ser otra: la cantina La Rosa , donde los santos ya no escuchan plegarias y los pecadores beben hasta olvidar lo que estaban pidiendo.
No hay actores, solo supervivientes:
- Payasos sin maquillaje que se ríen con las muelas picadas.
- Chavos banda con cicatrices como códigos de barras en la piel.
- Punks con botas desgastadas por tantos conciertos y tantas peleas.
- Distribuidores que no preguntan nombres.
- Perros callejeros que entienden más de la vida que los clientes VIP.
El calor del lugar es un enemigo silencioso. Las paredes chorrean humedad. Los cuerpos chocan. El aire es una mezcla de sudor, alcohol barato y humo de cigarro de dudosa procedencia. Si «Santa Úrsula» tuviera un templo, sería este.

Lo que se escucha, lo que se siente
«Santa Úrsula» no es solo un tema. Es un accidente a alta velocidad. El bajo no camina, corre. La batería no marca el tiempo, lo rompe. Las guitarras no adornan, muerden.
Es garage punk con el filo de una navaja sucia. Es la versión sonora de un taxi sin frenos a las 3 de la mañana, de una llamada que no deberías contestar, de un error que no puedes borrar.
Si el punk mexicano necesitaba un himno nuevo, Carrion Kids acaba de escribirlo. No con tinta, sino con sangre y gasolina.
Bienvenidos al pecado original de Conducta Alarmante .