A menos de que tengan unos usos y costumbres muy extraños y ajenos a este país, resulta imposible queridos lectores, que alguno de nosotros no haya conocido las mieles y bajezas del licor.
Al igual que en cualquier comida de etiqueta en donde existen tiempos para degustar cada uno de los platillos, en la peda también existe un ritual muy semejante. Y lo que en una cena de gala conocemos como postre, en la borrachera también contamos con uno.
Podría ser ese momento designado para sacar y compartir los gustos culposos, aquellas heridas del corazón y en sí, cuando sale a la luz lo más bochornoso de nuestro fino ser.
Si algo le podemos aplaudir a París Hilton, es su filosofía de: «después de las 2 am, hay que irse de las fiestas». Y se preguntarán ¿por qué?, simple y sencillamente porque después de esa hora sale lo peor no sólo de nosotros, sino de todos.
A lo largo de mi viciosa y alcohólica vida, he podido ser espectador y partícipe de las vertientes que surgen una vez que llega esta macabra hora.
Si pudiéramos hacer un «análisis» sobre cuál es el soundtrack que suena en esas horas diabólicas donde surgen los momentos de bochorno, vómito y confesiones, el resultado podría hacernos quedar mal ante la sociedad.
Seguramente en el playlist podríamos ver rolas de los Ángeles Azules —rolas que todos hemos bailado—, así como temas de reggaeton —temas que todos alguna vez hemos perreado— y esas clásicas que jamás dejarán de sonar y recordar la grandesa de José José y Juanga.
Es muy cagado que pasa el tiempo y en este playlist de la perdición, desde hace muchos años hay dos constantes que no se han podido sustituir. Don José Rómulo, amante de la copa y shots, así como el “divo de Juárez”, el señor Alberto Aguilera, mejor conocido como Juan Gabriel.
Muchos se las darán de muy rockeros, conocedores de un gran espectro musical, pero al momento de la peda, sino conoces el legado musical de estos dos sujetos, fracasaste terriblemente como melómano y quizás, hasta como borracho.
La herencia musical que nos ha dejado José José es de gran calibre. Pocos artistas gozan de ese prestigio y dos discos tributo al Príncipe de la canción, confirman ese respeto que en la escena del rock se le tiene.
Y aunque algunos odiaron a Juanga por ese cover de «Have You Ever Seen The Rain» —me incluyo— , la verdad es que el divo tiene unas canciones que mueven cualquier fibra y sentimiento. Algunas de sus piezas han sido covereadas por varias bandas de rock y hasta ha recibido algunas invitaciones para participar en Unplugged’s, tal es el caso del de Julieta Venegas.
Todos alguna vez hemos negado, cual Judas, a estos dos ídolos de nuestras abuelas, mamás y miles de borrachos, pero al final, en cualquier peda que se respete, serán parte de ese playlist culposo y han ayudado a forjar momento bíblicos de fiesta.
Dejemos de ser tan nenas en la música y aprovechemos de la gran biblioteca musical, a la que hoy en día, podemos tener acceso.
Y si ustedes, estimados lectores, se preguntan que dónde dejé al eterno José Alfredo Jiménez, bueno, es que esas son otras ligas.