Fotografías: Carlos Sain
La segunda visita del grupo británico Dragonforce a México congregó a cientos de seguidores en el Frontón México. Las sorpresas no fueron pocas: fue en aquel escenario que el quinteto liderado por Marc Hudson confirmó la salida de su más reciente material para finales de julio de este año. Este nuevo álbum vendrá con más videoclips que en sus otras entregas.
El escenario se llenó también de la música de los argentinos VistaPoint, Golden Robots y Víctimas del Doctor Cerebro. Pero el escenario musical compartía el lugar con un ring. Del otro lado del Frontón México se disputaba el Torneo Mundial de sambo. Esta disciplina militar originaria de Rusia concentró competidores de Estados Unidos, Togo (África) y México.
Entonces la noche se dividió entre pelea y concierto. Esto no fue complicado; los combates de sambo no son muy tardados. Bastan cinco minutos para saber quién es el vencedor. Parecía, mejor dicho, una suerte de pausa entretenida para darle tiempo al staff a preparar el escenario musical de la siguiente actuación.
Lo que no logró la representación mexicana de sambo sí lo hizo Vícitmas del Doctor Cerebro. El público los recibió y coreó a la par de sus más grandes éxitos, pero los temas nuevos no fueron mal acogidos tampoco.
Calaveras, fuego, maquillaje y entrega. De todas, la actuación de Víctimas fue donde los presentes, incluso aquellos de los asientos numerados, participaron más. Ninguna medida de seguridad impidió que Abulón estrechara la mano de cualquier persona.
Canción tras canción, un nuevo acto se presentaba. Humo artificial, mujeres danzantes de fuego y luces coordinadas con la canción. Nadie se quedó sin disfrutar el segundo show más importante de la noche.
Antes de la presentación estelar, la final varonil de sambo se disputó. Los mexicanos no alcanzaron a llegar a la final: irremediablemente el cinturón se iba para Rusia, pues los dos finalistas eran originarios de aquel país.
No fue lo mismo, sin embargo, para el combate femenino, donde sólo había dos concursantes: Anny Hernández, apodada como “La Leonesa” y Evgeniia Labutina, de Rusia.
Anny, pese a estar en su tierra, no pudo con el reloj que le quitó la continuidad como campeona mundial. Pero la técnica y su desempeño fueron superiores en el ring: en cualquier momento se esperaba que la rusa cayera por nocaut. Consciente de ello, y en vista de que llevaba más puntos por hacer caer sobre la lona a nuestra representante mexicana, Eugevina, resistió hasta que el reloj llegó a ceros.
Acto seguido se levantó y con un ademán que apuntó a su muñeca para señalar un reloj imaginario, exigía que el combate se acabara. El público, mexicano, obviamente, abucheó las intenciones de quien, de todos modos, fue coronada como la nueva campeona mundial del International Sambo Combat.
Anny no se quedó con las ganas y exigió la revancha inmediata. La gente enloqueció y repitió al unísono: Mé-xi-co, Mé-xi-co; Olé, olé, olé-olé, Anny, Anny. Pero el tiempo apremiaba y, por respeto, ambas dispusieron esperar el momento adecuado para reafirmar el título.
Dragonforce estaba listo para llenar con su poder metal aquel recinto. Riffs pulcramente ejecutados por Sam Totman y por Herman Li. Camaradería y shots de tequila que prometieron tomar entre canciones. La banda británica no decepcionó: las plumillas fueron arrojadas al público como si de dulces se tratara.
No se podría decir quién estaba más feliz: si ellos por estar aquí o nosotros por recibirlos. De cualquier modo, así lo dijo Hudson: “no hay ningún público tan entregado y pasional como el mexicano”. Supongo que tiene razón.