Parece que el éxito de Jamiroquai respecto a su más reciente álbum (Automaton), lanzado a finales del mes pasado, sirvió de poco para la noticia que devastó a la agrupación. El pasado 11 de abril el ex tecladista y fundador del grupo falleció a los 46 años. Según medios como TMZ (del que ponemos en duda su información debido a la naturaleza en el tratamiento de la información, enfocada principalmente a los chismes, aunque su investigación suele ser meticulosa y rápida) el músico londinense acaeció por un cáncer con el que había luchado por muchos años. Sin embargo, sea como fuere, es innegable el legado que Smith dejó en el funk y al acid jazz desde que decidió dedicarse por completo a su familia en 2002.

Jamiroquai es un proyecto que marcó tendencias en los 90 y lideró un movimiento surgido una década atrás: el funk no estaba muerto y muy difícilmente podría declarársele como tal. De la mano de otros grupos como James Taylor Quartet o Brand New Heavies, Jamiroquai la escena británica de los antes mencionados géneros vio una época optimista. Por otro lado, la influencia de Smith también fue notable en éxitos como «Virtual Insanity»; cuando  Simon Carter o Matt Johnson ocuparon su lugar en la alineación, nada fue lo mismo. Ahora queda un vacío en el teclado.

Las muestras de afecto y dolor no se hicieron esperar; aunque en estos temas no se demerita palabra alguna, el post en la página oficial de Facebook expresa el sentimiento abrumador por la pérdida de un gran amigo:

En fin, no queda más que lamentar el deceso de Toby Smith y esperar que Jamiroquai honre su memoria en los escenarios. A nosotros, los demás, nos queda mantener viva la esencia creativa de Smith y escucharlo, ahora más que nunca. ¡Larga vida al funk y al acid jazz!