¿A qué suena la calma? ¿Tiene sonido? La mayoría respondería que no, que es silenciosa, pero, para Álvaro Lafuente o Guitarricadelafuente la calma suena a folk.

En medio de un bombardeo musical, Álvaro considera que su estilo es un descanso del “consumo agresivo” diario de canciones.

Por ello, apostó por un género que se sale de las tendencias actuales, mientras su generación hace trap, rap o reggaetón, él tomó su guitarra para componer en su cuarto en solitario, sin beats ni loops, sólo la melodía de las cuerdas.

A cinco años de iniciar su carrera con un vídeo en Instagram, Álvaro conversó con Revista Kuadro sobre primera visita a la Ciudad de México y su carrera.

¿Por qué apostar por el folk? ¿Cuál es tu historia con el género?

Mis padres eran de un pueblo del interior de Aragón donde el género era de ahí. Mi abuelo era profesor de música y de guitarra. Esto de alguna manera se traspasó. El folk tiene muchos aspectos sociales. La música folklórica tiene mucho de esto de defensa de la tierra o ayudar a que permanezca lo originario de ese lugar”.

Formas parte de la generación de músicos impulsados por el internet. ¿En qué momento dijiste este proyecto va en serio?

La primera vez que tuve esa sensación fue en mi concierto que hice en Madrid. En el que se anunció la fecha y a los cinco minutos ya era sold out. Ahí ese fue el momento en el que dije ‘vale esto es lo que está pasando’. También fue un factor que me hizo ganar confianza para decir puedo meterme en esto. La música nunca fue un plan “A”, nunca fue realista.

¿Cuál era tu plan “A”?

Tuve muchos planes. Yo quise estudiar arquitectura. Pero cuando inicié me di cuenta que no era algo con lo que yo me sentía a gusto. Realmente la música era lo que me apasionaba. Pero no era realista de que pudiera ocurrir.

Con 25 años ya participaste en un disco tributo a Joaquín Sabina. ¿Cómo te invitan a participar en el álbum Ni tan joven. Ni tan viejo?

Me hizo mucha ilusión participar en este disco porque Sabinas es una figura, una leyenda española. Me hizo ilusión porque pude elegir la canción que versionar y, encima, con Niño de Elche que es un artista con el que crecí viendo vídeos en internet. Para mí participar en el disco significó mucho.

Por primera vez tocaste en México. ¿Qué esperabas de ese concierto?

Hace dos años en mayo de 2020, yo iba a venir a México a Pueblo, pero se vino abajo por la pandemia. Después de dos años se pudo recuadrar la fecha. Para mí fue como estamos en México, ¡Estamos en México! Es la ilusión de estar aquí y concebir que al otro lado del Atlántico hay gente que conecta con mi música me parece increíble.

¿Cuáles eran tus expectativas del público mexicano?

No tengo ninguna expectativa, pero sí curiosidad por ver la cara de la gente. Hay fama de que el público mexicano es súper apasionado y que vive mucho el concierto, entonces tengo ganas de conectar con el público.

En cinco años has conseguido sonar en España y América Latina. ¿Cómo asimilas esta popularidad para no perder el piso?

Lo importante y con lo que comencé desde el principio fue el no esperar nada a cambio. El que al final saques adelante algo que tú quieras hacer para que alguien más lo veo, pero sin tener expectativas te hace disfrutar el momento. No aspiras a nada. Además, la familia y su apoyo es importante.

Guitarricadelafuente transmite la misma paz que su música, su voz es grave, pero titubeante. Sus ojos color miel evaden la mirada cara a cara y su postura cambia con cada pregunta. Pero, cada vez que hace referencia a la música una sonrisa brota.

Álvaro Lafuente es consciente de que las canciones que hacía con un micrófono en su cuarto y su PlayStation ya quedaron en el pasado. Hoy graba en estudios, llena foros y su música trasciende fronteras.

Sin embargo, detrás de esa popularidad sigue ese chido que creció en el campo con un guitarra que compone por el puro placer de cantarle a la nada, a la calma.