Por: Aldo Franco / @aldosss
Es imposible escoger una anécdota, idea o tema con la cual escribir la entrada de esta conversación. Clases con un viejito de La Ciudadela para bailar como Tin Tan, músico de Pepe Aguilar y admirador de The War Drugs, hizo que Randy Ebright participara en su nueva canción sin que el baterista de Molotov se enterara de ello. Esto y más, mucho más, lo llevó a consolidar la esencia musical y presencial de su proyecto Felipe Botello y el Sonoro Rugir.
“A veces es difícil creer en uno mismo”, dice Felipe en relación a los tantos años en que perteneció a diversos proyectos musicales sin que se animara a lanzar el suyo. Ahora, con una personalidad y un sonido tan afianzados, uno sería el incrédulo al no verlo como una de las propuestas más interesantes de la música popular actual.
“Mi generación de rock sonaba a bandas americanas”, recuerda quien fuera guitarrista de Los Dynamite y Bengala. Desde entonces, Botello tenía la inquietud de hacer “algo mexicano”. Así, se acercó a la música pop y regional del país, teniendo la oportunidad de ser músico de Natalia Lafourcade y Pepe Aguilar.
“Con Bengala y Los Dynamite era el rock, el indie; luego con Natalia, el mundo del pop y con Pepe conocí el regional mexicano y me dije ‘yo pertenezco a esto»
Envuelto por la música regional, Felipe decidió lanzar su proyecto como solista: “Empecé queriéndolo hacer norteño,ya sabes, casi casi quería sombrero y todo, pero también me di cuenta que ese no era yo, era una parte de mí que quiero mucho, pero no era todo yo”.
Ese rechazo a encasillarse y un impulso de sus amigos fue lo que guió al músico por el camino que tanto buscó. Entre la confusión nació su esencia: “Mis amigos del mundo regional me decían ‘está chingón, esto está rockero’ y mis cuates rockeros me decían ‘güe, esto está súper regional’. Entonces no estaba muy claro donde podía trabajar y salió esta canción, sentí que encontré algo”.
Es precisamente su sencillo debut el resultado de una búsqueda de años. Como era de esperarse, lo conseguido fue impresionante. “Valió la pena nacer” es una canción romántica con un teclado nostálgico de un Hammond de la década de los 70, una guitarra al estilo The War On Drugs y unas percusiones “robadas” de su amigo y baterista favorito, Randy Ebright, con quien en un pasado formó Royal Bloodline, banda para la cual originalmente fue grabada “Dreamers” del MTV Unplugged de Molotov.
“Yo grabé todos los instrumentos, (…), pero me faltaba la batería, el beat del segundo verso, entonces le dije al ingeniero ‘vamos a meternos a la sesión de ‘Dreamers’ y vamos robarnos el bombo y la tarola de Randy’. Agarré y la pegué en mi rola”, cuenta mientras ríe de recordar que posteriormente le confesaría a Ebright el origen de esas percusiones.
Sobre la forma de cantar, también tuvo una gran experiencia: “Siento que descubrí mi voz, siempre he cantado pero ahora descubrí que tiene una personalidad. Cuando me mandaron la primer mezcla hasta se me puso la piel chinita”, dice un artista que además halló la importancia de la interpretación.
“Me acordaba de todos estos artistas que me gustan un chingo: Tin Tan, José José, Raphael y toda esta banda que era súper elegante, cantando a la cámara acá con traje y dije ‘qué importante es la interpretación, el sentimiento’ y quiero rescatar ese pedo que es súper romántico”
Para esa tarea, Felipe ya tenía el lugar perfecto de dónde inspirarse: La Ciudadela, un lugar dónde lleva años yendo y que en esta ocasión pidió a un “viejito amigo” que le enseñara los pasos del pachuco mayor, porque para Botello, la música llega más allá del sonido.“Tú ves a José José cantando “El Triste” y lloras. Estoy tratando de respetar a la gente que te va a ver, me estoy subiendo a un escenario y me voy a presentar vestido cabrón, arreglado y que se note mi interpretación”.
Ahora, Felipe Botello y el Sonoro Rugir tiene un gran reto: que sus próximas rolas sean tan buenas como su debut, tarea que seguro conseguirán con la ayuda de Randy Ebright, a quien por cierto, ya invitó a grabar.