No es la música que normalmente escucho, pero debo decir, que algo me movió. Me refiero a la presentación de Espumas y Terciopelo el sábado 19 de octubre.
Padecía una de mis depresiones de octubre que ni la cerveza, ni el poliamor… entonces llegué a Bajo Circuito, y, cuando aparecieron Memo Andrés y Maricha Elizundia en el escenario pensé que esto era lo último que necesitaba, música tropicosa, cursi y alegre. Suscribo: nunca había estado tan equivocado.
Después de una apertura acústica de parte del telonero Patiño, salió el dueto mexicano listo para presentar su último material de forma íntegra, Pasajeros.
Desde el principio me cayó el veinte que éste no es el tipo de conciertos a los que suelo asistir. A veces, la vida te pone no donde quieres si no donde necesitas. Con excepción de “Volvernos a entender” las letras y el concepto de Espumas y Terciopelo es uno lleno de vida, con canciones que bien podrían ser el soundtrack con trompetas de un fin de semana en la playa. Su música evoca las estrellas, la miel, los cielos, las ganas de ser gigantes, de llenarse de vida; son canciones de pareja (Maricha y Memo están casados) que celebran el amor, las ganas de estar bajo el sol, juntos, eternos.
En esa celebración hubo invitados. Subieron los integrantes de Daniel, me estás matando a cantar “Niña de mis ojos” canción que Memo le compuso a Maricha. Luego llegó “Pasajeros”, rolísima que nos recuerda que todos somos efímeros y que logró disipar por unos instantes esa extraña tristeza de fin de semana. Una por una, interpretaron cada canción de Pasajeros para salir de escena y luego regresar a tocar canciones de sus primeros dos álbumes como “Vive Despacito”, “Junto a ti” y “Quiero que me quieras”.
Los asistentes felices se sabían cada canción, demostrando que si hay espacio para la felicidad en la música. Que no todo es dolor, melancolía, tristeza o intensidad. Al fin, una vez me lo dijo un amigo. “Necesitas música más alegre.” Concedido. Después de un concierto honesto, Espumas y Terciopelo logró entrar a lista del año en Spotify. O al menos, en mi lista de «Playa Definitiva». Gracias.
