Fotos: Ale Servin (IG: _alejandro_servin_)
Sábado 4 de noviembre. Otra noche intensa en el centro del país. Mientras que en Toluca se llevaba a cabo el segundo día del Hell & Heaven, en la ciudad, otra edición del Hipnosis. Después de una edición en el Parque Bicentenario, los organizadores volvieron a cambiar la sede y dieron con el Parque Cuitláhuac, un parque ecológico recreativo construido sobre lo que alguna vez fue un basurero en la Alcaldía Iztapalapa.
Fue un lugar «diferente» para un festival que lleva la etiqueta de ser el «diferente»: hasta su oferta fue diferente a la de otros años. Parece que la consigna fue: hacer el festival más diverso (irónicamente, más caro). De ahí proyectos más bailables en el cartel, como el estupendo chillwave de Toro y Moi, el pop (psicodélico, eso sí) de Melodys Echo´s Chamber, o hasta un poco de techno con Boy Harsher que trajo la intensidad de la electrónica.
Si bien, esta vez no hubo ese rock psicodélico, progresivo y de guitarras atascadas del 2023, la realidad es que rock no faltó: desde lo stoner de All them Witches hasta el tipo shoegaze de The Brian Jonestown Massacre, pasando por lo indie rock de Temples, el folk turco de Alt?n Gün, hasta obviamente llegar a los Flaming Lips, que interpretaron uno de sus discos más emblemáticos: Yoshimi Battles the Pink Robots, que cumplió 20 años.
En fin, esto es un poco de lo que se vivió en el Festival Hipnosis, que no es más que un presagio de lo que viene para este cierre de año, con el Corona Capital a la vuelta de la esquina y el Flow Fest, a fin de mes.