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El 2020 promete ser un año lleno de gran música nueva, y para comenzar con eso Holy Fuck presenta su quinto y nuevo álbum, Deleters que te dejará con ganas de salir a un club o bailar en tu cuarto sin que nadie te vea, con un estilo electrónico único y progresista, que nadie hace mejor que ellos
Es difícil pensar que siendo una banda de electrónica, no usen equipo electrónico para crear su música; pareciera que la mitad de las canciones son realizadas por computadora, sin embargo, todo es hecho de manera tradicional, grabando instrumentos como batería, bajo, guitarra y teclados, así como teclados de juguete, mezcladores y pedales de guitarra, entre muchos otros sonidos que ellos mismos crean con lo que tiene al rededor que sin duda demuestra una técnica y oído muy bien educado.
En Deleter, la conglomeración de estos sonidos y matices es muy buena, mezclado con influencias del Kraut rock alemán, probablemente algunas veces llegue a saturarse pero es la intención que ellos tenían.
Después de su último disco, Congrats (2016), Holy Fuck regresa renovado, con un trabajo maduro, que envuelve todo lo que han hecho antes agregando cosas nuevas y sorprendiendo a todos. El álbum inicia con una gran energía con “Luxe” la cual cuenta con la participación del vocalista de Hot Chip, Alexis Taylor, quien guía la canción con voces distorsionadas, estilo que será frecuente en las siguientes canciones, y que agrega un toque de post punk a la canción.
Continuamos con el homónimo del disco, “Deleters” que se apoya de Angus Andrew, fundador de Liars, y que marca un ritmo enérgico que tiene un estilo como de club noventero, donde todos bailan como en un éxtasis colectivo. “Endless” inicia con un crescendo perfecto para el resto de la canción. Percusiones más visibles junto a los teclados que van marcando ritmos y toman el protagonismo, aunque son las guitarras eléctricas las que por momentos te llevan de un lado para de pronto regresarte. Es una canción en constante cambio donde todo suena en orden.
“Free Gloss” probablemente sea de las más bailables del disco, un estilo electrónico único acompañado de la voz de Nicholas Allbrook de Pond, que al principio se escucha distorsionada y de pronto se vuelve totalmente comprensible, mientras el ritmo baja un poco. Siento que va muy de la mano con “Endless”, sin llegar a ser iguales, sino complementarias y si te dejas llevar, es como estar en un sueño o bailando en un club underground rodeado de gente que está sintiendo la música al igual que tú. Sin duda es una canción con su propio espíritu que vale la pena escuchar con atención.
Llegando a la mitad del disco encontramos a “Moment” un poco más pesada, llegando a sentirse fuertemente la influencia del techno un poco saturado y mezclado con guitarras más propias del rock. Por un momento baja el rimo, haciendo una pequeña pausa para tomar aire y explotar nuevamente. Moviéndonos a “Near Mint” nos comenzamos a relajar un poco, hasta ahora todo ha sido coherente, nada suena repetitivo aunque sí similar, como siguiendo una línea en común durante todo el disco, aparte del progresismo con el que avanzan y que a veces te hace sentir en un sueño o en algún estimulante, o en ambas al mismo tiempo.
Personalmente me intriga bastante qué grabaron para “No Error”, ya que tiene un sonido muy característico, especialmente para la voz. El bajo es increíble y sobresale y la canción funciona como una transición, siendo más corta que el resto y que le da paso a “San Sebastian” que baja el ritmo, con sonidos más graves, un cierto sentido de experimentación más psicodélica y con una duración más corta a las canciones del inicio del disco.
Finalmente “Ruby” cierra el álbum con una gran batería de inicio, un poco más del lado del rock. Constantemente sube y baja de ritmo como el resto del álbum pero no con la misma intensidad. Sin duda las percusiones son las que se lucen más que nada. Aunque funciona muy bien como cierre, pareciera que después de “Near Mint” el disco comienza a atenuar el ritmo, y aunque no podemos pedir que todo sea un climax, el hecho de hacer que las primeras canciones de un álbum te prendan y te atrapen, mientras que la segunda mitad se pierdan un poco más, pueden generar que el público no escuche todas las canciones o al menos no con la misma atención y mucho menos si lo hacen a través de alguna plataforma de streaming.
Holy Fuck logra que Deleter sea un disco coherente, que todas las canciones sean únicas por sí solas y que cada una tenga un brillo especial. Tal vez si esperabas escuchar lo mismo que en los discos anteriores te llevarás una sorpresa, porque aunque siguen haciendo la música que sólo ellos saben hacer, no dejan de transformarse y encontrar nuevas maneras de hacerla.
Pero no te quedes sólo con lo que yo digo, escúchalo varias veces, ya que cada vez que lo hagas encontrarás algo distinto. Así que sin más, te dejó Deleter aquí abajo.