Fotos cortesía de Francisco Servín
El teatro Blackberry recibió una noche sui generis. Les Claypool iba a tocar. Primus iba a tocar. Nada con ellos es normal. Son de esas bandas, que si preguntas qué genero es, la respuesta es: Primus. No por nada Les es quien escribió los temas de South Park y Robot Chicken.
Presentando su último trabajo The Desaturatinfg Seven, lanzado a finales del 2017 y con una larga gira. Por eso, el intermedi0 de películas animadas de Popeye de la década de los 30 tiene tanto sentido… por lo menos en la cabeza de ellos.
Es un show pesado, cansado. Donde poco tiene que ver que hay momentos que la música hace que todos pierdan el control, haciendo círculos de mosh, personas nadando en la multitud y personas volando a la multitud. Cosas que tampoco pueden durar tanto, Les no es el único que envejece, los que crecieron escuchando a Primus ya dejaron de ser también unos mocosos. Ya había mas de un par de cabezas blancas, son contar las canas del escenario.
Pero es la intensidad, es todos los sonidos, todo lo que esta pasando con los visuales -todo el arte del disco y el disco está inspirado en un libro infantil italiano. No será sorpresa que sus hijos también vayan a salir con gustos excéntricos. Se van a llevar muy bien con Sean Lennon-.
Sumados a un setlist que era para fans, no el común que luego se ve en setlist.fm. Sailing the Seas of Cheese tuvo una gran noche, el segundo disco, un trabajo que se encuentra cumpliendo 18 años. Su disco debut lo mismo, incluso, tal vez el gran perdedor de la noche sea el disco que los trajo de gira en primer lugar.
Pero al margen del setlist, es uno de esos shows donde las canciones no son tan importantes. Sesiones de Jam e improvisación son lo que hacen la noche. Todos tuvieron su chance de brillar, demostrando que además de Les, Larry y Tim, se encuentran en perfecta forma física.
Los dos impecables, tanto en acompañar la parte de alguno de los demás o simplemente observar lo que el otro es capaz de hacer. Eran momentos catárticos que usaban la concentración de todos los presentes. De esas veces que quieres brincar de emoción, pero no te quieres perder nada de lo que esta pasando.
Tal vez solo la whamola es lo que hacía que dejaras de prestar ese nivel de atención, porque el lugar que estaba repleto, ya estaban preparados para eso. Fue cuando el remolino de gente se dejó ir. Porque hasta ya en el mencionado intermedio todos estaban absortos.
Gran manera de empezar el año, con una banda y músicos que nunca defraudan, que siguen persiguiendo ese feeling extra para los show en vivo, demostrando que no hace falta 35 mil explosiones o pantallas de 8k de 30 metros para dar un gran show.