Foto: Facebook oficial de la banda

Después del tiempo que lleva una banda tocando, se puede determinar cómo le fue en su trayectoria. El que caso de Metallica está más que pasado de ese punto de su carrera, pero el veredicto es simple y contundente. Sobrevalorados.

Ese culto sin razón que tiene la banda no se entiende porque no han hecho nada trascendente o importante en los últimos veinte años. Siguen viviendo de lo mismo: de la música de antaño, porque lo nuevo no tiene pies ni cabeza. Están cada vez mas perdidos, dejando se ser los referentes que eran del heavy metal.

El problema no fue que se cortaran el pelo, el problema es como cambiaron su sonido; perdieron la brutalidad que tenían y más aún, porque fue algo que pretendieron recuperar dos décadas. Después cuando ya no tenían con que mantener su sonido.

Además de esos experimentos, por su culpa se popularizó esa idea de tocar con orquesta sinfónica. No fueron los primeros, pero fueron los que hicieron que todos los demás lo quisieran hacer —y cuando digo ‘todos’, es porque hasta Alex Lora hizo su versión—. Ese intento con Lou Reed, sin mencionar recientemente en los Grammys con Lady Gaga, teniendo que depender de un artista contemporáneo para seguir vigentes en un evento que ya tiene rato que ni nominados salen.

Esta postura de ponerse contemporáneos resultó en que lo demás se volvió el cliché; aquello que el godín escucha el viernes porque se quiere sentir rudo. La música del viernes que aparte ya suena en las estaciones más comerciales de radio. Se convirtieron en los papás que tienen una banda y nunca se dieron cuenta. Además de poner la mercancía sobre la música.

Porque pudieron ser los referentes que marcaron el camino en el nuevo milenio de cómo iba a ser la música y la manera en la que se iba a distribuir. Eran un parteaguas para la industria… pero prefirieron demandar a Napster, Lars prefirió esos pocos dólares sobre todo lo que se venía. No supieron adaptarse, prefirieron quedarse en los 80.

Y no se trata sobre defender su trabajo, esos sí es perfectamente comprensible. Fue ese desdén a las nuevas maneras y a las nuevas tecnologías que, al fin del día, imperan. Ese algo que hasta ellos tuvieron que subirse hoy. Demostraron tal vez que en ese momento, ganaron la batalla pero perdieron la guerra. Sobre todo porque traicionaron lo que representaban, olvidaron sus raíces del garage. Olvidaron quiénes eran, lo que hacían y lo que representaban. Estaban en contra del sistema y se volvieron parte de él. Traicionaron al heavy metal, dejaron de lado a todo el género que los encumbró

Y, ¿llenaron el Foro Sol tres veces? También Justin Bieber y Coldplay