Pocos son los nombres que han marcado la historia de la música, entre ellos se encuentra uno de los genios más grandes del jazz: Miles Davis que un día como hoy, pero de 1926 marcaría un hito y lo convertiría en una de las figuras más influyentes que ha tenido este planeta.
Y es que, sin importar el género, Miles influyó de tal forma en la música que lo han convertido en una referencia para otros artistas. Su temperamento artístico se manifestó en una evolución permanente: bebop, cool jazz, jazz orquestal, jazz modal, jazz-funk-rock, hip-hop.
En los tiempos del black power, Davis ignoró a los militantes que le recriminaban que contratara a músicos blancos. Muy consciente de que el jazz era la gran aportación negra a la cultura estadounidense, creía, no obstante, que la combinación con instrumentistas de diferentes orígenes —también trabajó con brasileños, hindúes y europeos— provocaba fricción creativa.
Miles Davis, llevó el jazz a una vanguardia que nombres como Louis Armstrong, Duke Ellington o John Coltrane; habían estado forjando a lo largo de la historia del género. Incluso superó a contemporáneos como Dizzy Gillispie.
Más allá del lirismo y la melancolía de su música, se percibe el elemento trágico, el esfuerzo para mantener su propio personaje.
Huía de sus orígenes burgueses, como hijo de un próspero dentista. Era un hombre educado que se expresaba en la jerga del gueto, adicto a los Ferrari y las pistolas. Su pose de hipster máximo le obligaba a disimular. Y de esa misma forma, murió enfrentando al mundo, tenía 65 años y muchos planes de experimentar y profundizar en otros modos de producción y de hacer del jazz algo más que música.
«I know what I’ve done for music, but don’t call me a legend. Just call me Miles Davis»
Kind of Blue de 1959 es la obra maestra de Miles Davis