Natalia LaFourcade, tú sí sabes querernos

Fotos cortesía OCESA: Rafa Salinas

Natalia LaFourcade le expresa a sus fanáticos el gusto de poder compartir sus historias con las que ellos también puedan identificarse. Para mí, tiene lógica. Quizás por eso la gente cante con tanto sentimiento sus letras. Probablemente por la misma razón Natalia sea tan amada por ellos. Porque si algo me quedó claro es que Natalia sabe corresponder ese amor y muy bien.

Lafourcade dio inicio a una de sus cinco fechas programadas en el Teatro Metropólitan para el cierre de su gira con Hasta La Raíz, disco que, sin dudar; la ha llevado a ser una de las cantautoras más importantes en nuestro país. Es increíble pensar que esa chica, ahora en el escenario, sea la misma que hace unos años fuera abucheada y obligada a bajar del escenario en uno de los festivales de música más importantes de México.

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Cerca de tres mil personas nos reunimos en el Metropolitan. Había gente de todas las edades; niños, jóvenes con sus padres, parejas de señores ya algo grandes y hasta adultos de la tercera edad. Antes de las 20:30 el lugar estaba lleno, no había ningún asiento vacío o al menos eso alcanzaba a distinguir. Natalia Lafourcade apareció en el escenario a las 20:40 acompañada de unos juegos de luces que parecían encajar con el ánimo de las canciones: colores cálidos y brillantes para las canciones, digamos alegres, y fríos para las más profundas.

Acompañada de su guitarra y sus ocho músicos, Lafourcade comenzó la noche con “Vámonos Negrito” y “Antes de huir”. «No imaginan la emoción de estar aquí, muchas gracias», fueron las palabras con las que dio inicio “Hasta La Raíz” y “Lo Que Construimos”. Entre piropos y gritos, Natalia se dirigió a un piano para dar paso a “Palomas Blancas”, “No Más Llorar” y “Para Qué Sufrir”.

Luego, dio un pequeño viaje en el tiempo con canciones como “Amarte duele”, “Mi Casa” y “En el 2000”, ésta última acompañada de varias cuerdas. La gente coreaba el nombre de ‘Natalia‘ varias veces, gesto que la cantante correspondía con una gran sonrisa y un «yo también los amo». Con toda confianza, Natalia comenzó a contar algunas anécdotas de sus canciones antes de interpretarlas. Por ejemplo “Elefantes”, melodía que compuso a su primer amor cuando iba en la secundaria. “Azul” que nació en un momento de mucha vulnerabilidad y fragilidad de la cantante y “Mi Lugar Favorito”, canción en la que subió a una pequeña niña al escenario para bailar con ella y a la cual despidió con un tierno beso en la frente.

También interpretó “Amor de mis amores”, “Aventurera” y “María Bonita”; de su disco tributo a Agustín Lara, al igual que un cover a Juan Gabriel, de la canción que interpretasen para Los Dúo: “Ya no Vivo Por vivir”. Con “Ella es bonita” la mayoría se levantó de su asiento y acompañaron a la canción moviendo las manos de un lado para el otro. “Partir de Mí”, una canción que casi nunca toca en vivo y por primera vez “Duele”, anunciaban que el concierto pronto acabaría. La noche finalizó con “Tú Me Acostumbraste”, “Soledad y el Mar” y “Tú Sí Sabes Quererme” acompañada de Los Macorinos, con quienes colaborará en su próxima producción discográfica.

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Natalia LaFourcade es un ejemplo de éxito y perseverancia. Sus letras desnudas y su sinceridad al cantar la han hecho acreedora de varios premios y del cariño del público. Durante casi tres horas de concierto, deleitó, hizo bailar, cantar y llorar a un Metropolitan repleto en donde comenzó el cierre de un ciclo pero también anunció el inicio de otro.

Hay varios artistas que presumen de amar a sus fans pero pocas veces he visto a alguien que se entregué en cuerpo y alma a ellos y a lo que hace. Natalia es una de ellas, una artista que incluso en los momentos más sombríos sabe mostrar la luz que trae dentro

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