Entre regresos, despedidas, festivales y demás, el 2016 ha estado lleno de muy buenos —y caros— conciertos. Empezamos el año con Madonna, después Albert Hammond Jr., Iron Maiden, Incubus, Mumford & Sons, Foals y Noel Gallagher. Cómo olvidar The Rolling Stones, Disclosure, Coldplay, Guns N’ Roses, el Vive Latino, Korn, Travis etcétera, por mencionar los más importantes.
Recordamos también que la renovada Carpa Astros nos ha traído buenos conciertos y nuevos festivales, a un buen precio, pero que pueden incluirse a la lista. Los innumerables conciertos en Caradura, Imperial, Pasagüero y demás foros medianos que son costumbre de muchos.
Sin duda la primera mitad de año cumplió sobremanera las expectativas de los amantes de la música, pero al parecer les funcionó tanto a los organizadores que decidieron, o no, aventarnos una segunda mitad aún más dolorosa para nuestras carteras.
Garbage, Tame Impala, Hell & Heaven, KnotFest, Roger Waters,Twenty One Pilots, Radiohead, The Who, Black Sabbath, Whitesnake, Wolfmother, el Festival Live Out, Jake Bugg es lo que nos tiene confirmado hasta ahora este año. De igual manera Carpa Astros no sew detiene, al igual que los demás venues.
Todo esto nos hace preguntar —al menos a mí—: ¿están conscientes los organizadores de que no todos tenemos las posibilidades de asistir a estos grandes conciertos? ¿Estarán en una especie de competencia de ver quién vacía primero nuestros bolsillos?
Sabemos que la situación económica de la gran mayoría no da para tantos conciertos. He escuchado historias de que la gente vende sus pertenencias para poder asistir a los más posibles, lo cual demuestra que el amor a la música sigue presente, y qué bueno.
También es muy probable que no volvamos a tener oportunidad de ver a muchas de las bandas y artistas que se presentan. Habría que escoger entre los que es probable que regresen y los que pareciera no habrá chance de volver a ver. Un ejemplo claro sería ¿The Who o Twenty One Pilots?, ¿Roger Waters o Tame Impala? Ojo, no estoy comparando a las bandas, sino más bien que si es tu gusto ambas pero sólo tienes capital para una. Quizá la respuesta es obvia pero la mayoría quisiéramos poder asistir a todos.
Hay que considerar que no sólo es el costo del boleto, los excesivos precios de los productos que se venden durante el concierto (cervezas, refrescos, agua, comida) y el recuerdo: ya sea una playera, la clásica taza, el tequilero, etcétera. Esto aumenta nuestras posibilidades de quedar en números rojos.
¿Qué podemos hacer? No podemos quejarnos de que haya tantos conciertos buenos en un año, pero digamos que la economía del país, y por tanto la de cada uno de nosotros, no da para tanto. Así que estamos ante un dilema: ¿México está o no preparado para un año de conciertos de primer nivel? Muchas bandas nos han llamado «el mejor público» pero por muy «mejores» que seamos, ellos no le pierden —y no tienen por qué, es su chamba—. Al final el que sale todo apachurrado, deshidratado, algunos desmayados, son ese público que los mantiene sobre ese escenario.
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