Once Twice Melody: el amor y la luz de Beach House

Es muy difícil describir la vasta escena del dream pop sin mencionar múltiples veces a una banda como Beach House. El hecho de que álbumes como Bloom, Depression Cherry y 7 sean aún tan alabados y recordados habla mucho de la habilidad que el dúo de Victoria Legrand y Alex Scally tiene no solo para componer piezas psicodélicas y accesibles, sino también para hacer que mucha de su música sea memorable. Once Twice Melody empuja esas cualidades a sus límites con una duración de casi una hora y media, algo que podría ser un aspecto negativo en otros álbumes debido a la facilidad que tienen proyectos largos en caer en la monotonía o en la inaccesibilidad, pero Beach House no hizo solo otro álbum. 

Y es que Once Twice Melody no está necesariamente contando una historia o analizando un concepto profundo e histórico como álbumes similares en tiempo, sino que la duración de este proyecto está justificada por la calidad de cada una de sus canciones. Lo cual también es una de sus mayores cualidades, no es cosa de todos los días toparse con un álbum de 18 canciones en donde cada canción que se reproduce cumple, y a veces supera, todas las expectativas que los tracks que le presiden crean. 

Musicalmente este álbum continúa viendo a Beach House en el terreno del dream pop pero también ve al dúo elevando su sonido a panoramas aún más psicodélicos y etéreos. Si bien en proyectos pasados hemos visto a la banda abrazar elementos electrónicos con buenos resultados, los sonidos de baterías programadas y sintetizadores abrasivos en este proyecto son posiblemente los mejores usos que la banda les ha dado a estos instrumentos hasta ahora. Canciones como “Through Me” y “Finale” son excelentes ejemplos del uso de estas baterías casi robóticas así como de lo grandiosos y épicos que los sintetizadores llegan a sentirse durante todo el proyecto. 

Por otro lado tenemos canciones que se inclinan a sonidos un poco más naturales y orquestales, específicamente en los últimos momentos de Once Twice Melody con canciones como “Many Nights” y “Modern Love Stories” las cuales tienen secciones de cuerdas bellísimas que hacen a esos tracks de los mejor producidos y más épicos en el catálogo de la banda hasta ahora. 

Líricamente, las canciones en este álbum más que contar una historia o expresar un sentimiento nos pintan varios retratos, los cuales pueden estar llenos de nostalgia y tristeza así como de algo de esperanza, poniéndonos una luz al final del túnel de las canciones más melancólicas del proyecto. Podemos ver ese anhelo y añoranza por el pasado en canciones como “Superstar” o el reflejo de un amor complicado en “New Romance”, mientras que canciones como “ESP” y “The Bells” usan elementos mucho más subjetivos y psicodélicos para contrastar lo gris con un poco de color. Si bien puede ser algo sencillo ignorar los temas líricos en un álbum tan denso instrumentalmente, los temas que Beach House toca dentro de este proyecto son un muy buen complemento para esa densidad y algo que más de una persona puede apreciar y relacionar con sus propias experiencias. 

Ahora, hemos estado escuchando este álbum por partes desde noviembre y eso de alguna manera puede afectar la forma en la que lo percibimos, al menos en la primera inspección. Pero, si no estuviste convencide al 100% sobre Once Twice Melody con las primera tres partes, dale una escuchada al proyecto ya completo. Si bien no es un álbum fugaz o con canciones cortas, los cuatro capítulos que Beach House nos trae se complementan de una forma muy bella, satisfactoria y bastante fácil de escuchar y disfrutar. Sin duda, la espera valió la pena. 

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