PULSO GNP 2022: GORILLAZ (y punto)

Por Diego Vive

1. Gorillaz y punto. Así podría iniciar y concluir este texto, sin ser, necesariamente, injusto. Pero hay que darle su lugar también a Querétaro, ciudad mexicana que se ha convertido durante la última década, en una alternativa urbana más limpia, ¿más segura?, y mejor organizada; a solo tres horas de la siempre caótica y contingente CDMX. El ejemplo más preciso, es su Festival Pulso, que cada año crece en cuanto a importancia, colocándose entre el top de Festivales del país. Sin necesitar de un cartel tan amplio en cuanto a géneros musicales, le bastó con un solo nombre para aparecer en el radar internacional, y presumir algo que solo Monterrey tiene este año: Gorillaz y punto.

2. Pero antes de hablar de Damon Albarn y su mitológico proyecto, es importante mencionar varias cosas. Por un lado, en cuanto a organización, se presentaron los problemas de siempre: caos vial, falta de opciones vegetarianas, policías cazadores, nula conexión a Internet, sin mencionar la tierra (mucha, mucha tierra) que, aunada a los casi 40 grados, hicieron de las primeras horas y hasta la puesta del sol, un auténtico calvario desértico que ni la chela ni la sombra pudieron amortiguar. Pregunta ¿de qué sirve la bonita fuente si nadie puede refrescarse en ella?.

Por otro lado, el esfuerzo por incluir en el cartel un buen porcentaje de propuestas femeninas que, aunque ni son suficientes, ni tan diversas, al menos intenta hacer una declaración de paridad. Actos de Ximena Sariñana, Carla Morrison, Bratty (que literalmente hizo llorar a varios centennials), Daniela Spalla (cuyos fans llevaron máscaras del artista) así como la presentación de grupos liderados por ellas, como La Garfield o Monsieur Periné, animaron los distintos escenarios en diversas horas de la tarde, dejando esa sensación de que se quiso, pero quizá se podía más.

 

Daniela Spalla
Bratty
Ximena Sariñana

3. Dicho lo anterior, y viendo los nombres del cartel, es evidente que sin Gorillaz y con la cancelación de The Neighbourhood, la apuesta de Pulso GNP se resume en reunir una serie de nombres consolidados y seguros de la escena musical hispanoamericana en un mismo lugar (que, por sí solos, no atraerían demasiada atención del resto de los estados) y juntarlos con grupos internacionales de la talla de Cold War Kids, Hot Chip, o la entusiasta Band of Horses. Aunque no se puede negar el talento de los impecables Vetusta Morla, Kinky, Enjambre, Airbag, Carlos Sadness, la Cuca, No te Va a Gustar, o hasta del buen Tino el Pingüino, que fácilmente se pueden ver en vivo cualquier otro festival o, para los muy fans, hasta en sus giras por la república. Quizás, de todas estas propuestas, solo la de Natanael Cano y sus corridos tumbados, es capaz de producir un desplazamiento multitudinario como el que ocasiona ese fenómeno musical sin precedentes, llamado Gorillaz.

Band of Horses
Vetusta Morla
Natanael Cano

4. Pero Gorillaz lo justifica todo. El tráfico, el calor, la tierra, el cansancio. TODO. Gorillaz es capaz de elevar un festival como el Pulso a niveles estratosféricos; de decirle al PalNorte

“podrás tenerlos a todos, pero no tienes a Gorillaz”.

Se intuye, incluso, después de ver a la agrupación con sus animaciones impresionantes, y con sus más de diez músicos en escena, (entre ellos Bootie Brown, Sweet Irie y Pos, de De La Soul) que no haya quedado demasiado dinero para traer a otros artistas de esa calidad. Esa catarsis colectiva, esa entrega completa del gran público mexicano, no es fácil de encontrar.  Una homogénea masa compuesta por adultos, jóvenes, parejas, y hasta familias con niños en hombros que, entretenidos, ven las animaciones aunque no entiendan nada de lo que suena, se concentró en el escenario “Vivir es increíble” para remodelar ese slogan: Gorillaz es increíble. Ver a este colectivo que vino a revolucionar la dimensión de la música con la fusión de géneros, la transmedia, siempre con un fuerte contenido crítico,  es simplemente inolvidable.

Damon Albarn y compañía lo sabían. Y por eso consintieron a sus admiradores con un set que rayó en la nostalgia de quienes crecieron con los videos que cambiaron la industria musical para siempre. Del Plastic Beach sonaron “Rhinestone eyes”, “Stylo”, (el himno) “On Melancholy Hill”, “Pirate Jet”; del Demon Days “Last Living Souls”, “Every planet we reach is dead”, “Feel Good Inc.”, “Kids with Guns”, “O Greeen World”, “Dirty Harry”; del disco homónimo “19-2000, “Tomorrow comes today”, y la que lo empezó todo (y con la que cerró, en una versión de diez minutos) “Clint Eastwood”. Tampoco faltaron algunas nuevas, como “Strange Timez” con el rostro de Robert Smith en las pantallas, o incluso la inédita “Cracker Island” con el extraordinario Thundercat. Me quedé, por supuesto, con ganas de oír muchas más rolas (hubiera dado lo que fuera por escuchar el combo “Don´t get lost in heaven” & “Demon Days” en vivo, o ver el rostro de Elton John en “The Pink Phantom” en pantalla), sobre todo de sus últimos tres discos. Pero, en un set de poco más de hora y media, no hay mucho más que pedirles a una institución que se disfruta bailando, cantando, o contemplando…

6. Así, Gorillaz en Querétaro, en el FestivalPulsoGNP2022, no es más que la culminación de un sostenido crecimiento en la industria del entretenimiento del Bajío, un auténtico “en tu cara” a la CDMX, y una bonita redistribución de los eventos musicales en el país. Una lección, de cómo, para sobresalir, en la industria de los espectáculos en México, a veces solo se necesita un nombre: Gorillaz. Punto.

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