Para cuando Revolver, séptimo álbum de The Beatles, salió a la venta, nadie creyó que unas cuantas semanas después el concierto que darían el 29 de ese mes en el Clandestick Park de San Francisco sería el último. Exacto, le duela a quien le duela, aquella presentación en 1969 en la azotea del número 3 de Savile Row fue una sesión de grabación para el proyecto en un principio llamado Get Back, no un concierto como tal; la idea era registrar las canciones en vivo ante un público. George Harrison lo denominaría como “un unplugged, pero conectado”.
En 1966, y un poco antes, el cuarteto había pasado por muchas cosas: el malentendido de la declaración de John Lennon donde supuestamente The Beatles tenía más fama que Jesucristo, provocó un descontento en el público que anteriormente lloraba y gritaba desconsolada en alguno de sus conciertos; ahora ellos quemaban los discos de The Beatles en una hoguera comunitaria y se mostraban con pancartas de repudio, en una de ellas se podía leer “Jesus died for you, John Lennon”. Esto aunado a un conflicto que pudo rayar en lo diplomático como fue el no acudir a una cita que su representante había concretado con la primera dama de Filipinas Imelda Marcos, ninguno de los integrantes se enteró y sin querer la dejaron plantada. Esto ocasionó algunos acosos e intimidación incluso antes de subir al avión. Revolver
Debido a las constantes y extenuantes giras desde sus inicios, donde la gente iba a verlos y no a escucharlos, The Beatles decidió dar un fin a sus presentaciones. Esto les dio oportunidad de experimentar más con su música y renovarse, cosa que empezaron a hacer en Rubber Soul un año antes con la implementación del sitar en “Norwegian Wood”. La beatlemanía desenfrenada moría para dar paso a una evolución musical nunca antes vista y, por supuesto, a la psicodelia que traería y en la que se vería envuelta. Fue entonces que vendría Revolver.
El título del disco tenía la pretensión de ser un palíndromo, es decir, una palabra que puede leerse también de derecha a izquierda y dice lo mismo que en su orden habitual. Como puede observarse, a Revolver le faltó una letra para lograr su cometido. En un principio se pensó en Abracadabra, pero la idea fue desechada. Por su parte, la portada fue diseñada por Klaus Voorman, amigo cercano de la banda; este personaje le ayudaría a Lennon como bajista en sus álbumes de solista algunos años después.
Musicalmente Revolver es un agasajo. Cualquier persona que piense que The Beatles solo sabían hacer baladas pop, al escuchar “Taxman” se quedarían callados. El excelso solo de guitarra que interpreta Paul McCartney en la canción compuesta por Harrison es una bienvenida única al escuchar el álbum. Luego George Martin demuestra sus dotes como director y arreglista de orquesta que acompaña la triste historia de “Eleanor Rigby”. Entonces aparece el primer viaje a la psicodelia con las guitarras grabadas en reversa de “I’m Only Sleeping”, esto no desaparece después con “Love You To” que nos recibe con un rasgueo de sitar y toda una musicalización de la India.
Guitarras más pesadas suenan en “She Said, She Said”, lo que da un parecido a “Rain”, sencillo salido en la época. “Good Day, Sunshine” y “Got To Get You Into My Life” son muestra del optimismo en una relación amorosa y claro, obra de McCartney; sin embargo esta se contrasta con “For No One”, el tema más difícil y melancólico que Paul escribió jamás. Por su parte, “And You Bird Can Sing” es el albor de lo que queda de aquel sonido de la beatlemanía, y sin duda, un tema, como lo sería “We Can Work It Out”, auténticamente Lennon/McCartney. Revolver
Para explicar la génesis de la psicodelia, “Doctor Robert” sigue siendo un mito, pues unos dicen que se trataba de un médico que recetaba alucinógenos a sus pacientes, otros que se trata de un personaje que les dio al cuarteto una pequeña dosis de LSD en el té; lo cierto es que a partir de este disco las canciones venideras fueron distintas. “Tomorrow Never Knows” es la muestra fidedigna de ello; con esta canción se cierra Revolver y nace la etapa experimental del cuarteto. Digo sin temor a equivocarme que a partir de aquí las mejores canciones de The Beatles vendrían Revolver