Fotografías: Adonis Espinosa
Como volver a la adolescencia, así se sintió ser parte del concierto de Los Blenders en el Lunario del Auditorio Nacional. Al menos así fue para aquellos que se percataron que no pertenecían a la generación mayoritaria que asistió a ese recinto, la cual, con su inagotable energía, causó envidia y admiración en quienes desde hace tiempo desistieron de bailar, cantar y saltar durante dos horas, por cuestiones de edad.
Ya con sus lentes 3D puestos, el público ansiaba el momento en el que la agrupación iniciara su presentación y fueron los primeros golpes de “Amigos” los que accionaron la locura de los asistentes, quienes desde ese momento no pararían de bailar hasta que el último baquetazo retumbara en el Lunario. Solos, en pareja, o en el moshpit, los presentes se entregaron al ritmo del surf rock de Los Blenders, una banda que demostró que todavía existen los fans de corazón, esos que se dejan embriagar por la estupidez y la locura sin pensar en el qué dirán.
Captadas la atención y la energía desde la primera canción, el cuarteto no tenía nada más por hacer que no dejar que cayeran los ánimos, y así lo hicieron. Enseguida vino el desamor de “Ya no te quiero” y su contraparte con “Surf de amor”, la cual puso a todos a cantar “Me miras a los ojos y estamos solos / Sentados en la playa súper ácidos”, frase que levantó sospechas sobre aquellos que la corearon mientras bailaban con sus pasos más ridículos.
El tiempo de las parejas llegó con “Niña Surf”, tema en el que varios aprovecharon para ponerse medios cursis y cantarles a sus acompañantes: “Yo contigo, tú conmigo, juntos somo menos tristes”. Para estos momentos, muchos ya se habían desecho de sus lentes 3D que, aunque servían para ver a Wolverine bailar en tercera dimensión, estorbaban a la hora de adentrarse al centro de la pista, donde se alcanzaba a vislumbrar un sauna.
Una y otra vez, Los Blenders agradecieron al público por haberles acompañado y sobre todo, por la excelente respuesta que dieron a la entrega de la agrupación, la cual decidió encender la mecha de la destrucción moral y la autoestima al entonar “Bien Verga”. Un golpe muy bajo para quienes les gusta perderse más en las letras que ponerse a bailar.
El calor que hacía en el Lunario ayudó a que “Ana Sofi” se metiera por los poros de los asistentes para calar a fondo y ni las olas en tercera dimensión relajaron el golpe de la letra: “Ana Sofi, ya me he puesto a pensar que ya hace un tiempo que perdí la dignidad / Y como cada mes, soy tu pendejo otra vez / Ahora sí, ya lo sé, cuando quieras estaré”. Para continuar con la decadencia, siguieron “Volando Bajo”, “Me Das Igual” y la desgarradora “Solo”.
El momento de destrucción llegó con “Ponte Punk”, que a pesar de ser el más reciente material de Los Blenders, el público la cantó como si fuera ya un himno de la banda. Antes de irse al encore, la agrupación interpretó “Caminos del Rock”. En todo el concierto los integrantes interactuaron con los asistentes y, con su carisma, el vocalista Alejandro Archundia advirtió: “Nos vamos a bajar como por cinco minutos y vamos a regresar”, con lo que dieron pie a la que cientos de jóvenes los aclamaran durante ese tiempo.
Al volver al escenario, iniciaron el momento romántico-acidoso con “Meta y Dinero” y la coreadísima “Amor Prohibido II”. Para terminar de destrozar el corazón de los presentes, la banda tocó por primera vez en vivo “Culero” y cientos de voces se unieron a la guitarra y voz de Armando para cantar “Escuché a Porter hoy / Y me acordé de ti / Las palabras con las que te perdí…”.
Para no despedirnos bajoneados de tanto desamor, Los Blenders se rifaron con las movidas «Ha sido» y «Playa Jacó», que convocaron al último gran baile de la noche. En parte la corta duración de sus canciones y en parte el buen ambiente que se creó en el Lunario, la veintena de de rolas quetocaron se evaporaron en el calor del recinto.