TOP Kuatro | Mejores álbumes homónimos en inglés

En el proceso creativo de las bandas, o del solista, (aunque claro, depende de las circunstancias que lleven a dicha situación) al elegir el título del álbum que saldrá a la venta se topan con un gran problema y recurren a tomar el nombre de su proyecto para este propósito.

¿Por qué digo difícil? El título es la carta de presentación: podrá haber quedado excelente el proceso de composición y grabación, pero si no se vende, de poco habrá servido todo ello. Además se puede intuir que ese álbum llamado como la banda o solista, es un reflejo y resumen de lo que ellos mismos piensan de sí. Pero eso es harina de otro costal.

Cuando se recurre a esto, por lo general es para la primera producción discográfica, no obstante; hay discos homónimos que ocupan el sexto lugar, o cualquier otro, en la discografía y son excelentes. En este artículo me encargaré de mencionar los cuatro mejores álbumes en inglés; tarea que, confieso fue difícil. El orden presentado en el siguiente texto no es por una razón de jerarquía o una cuestión similar, por lo que su reordenación no altera el producto.

  • The Beatles (1968)

Disquera: Apple.

Mejor conocido como el “White Album” o Álbum Blanco, debido a su propuesta iconoclasta, es el décimo álbum de la mítica agrupación británica conformada por George Harrison, John Lennon, Ringo Starr y Paul McCartney.

Es un disco crucial, pues es el único que se conforma de dos, dando un total de 30 canciones. Contiene de todo: experimentación con “Revolution No. 9”, hard-rock puro en “While My Guitar Gently Weeps”, protesta cómica con “Piggies” delirio en “Helter Skelter”, la leyenda retratada en “Mother Nature’s Son”, country en “Don’t Pass Me By”, por mencionar algunos de los panoramas musicales que se pueden encontrar aquí.

Uno de los más completos de The Beatles. También se muestra una faceta complicada para la banda, pues la separación ya era previsible; musicalmente se percibe en las canciones donde McCartney es el único participante como “Blackbird”.

  • The Doors (1967)

Disquera: Elektra.

Además de ser uno de los mejores discos homónimos, es de los mejores álbumes debut que existen. El cuarteto originario de Los Ángeles, California no escatimó en presentarse como la banda que desde entonces y para la posteridad, serían. Qué manera de abrir la puerta a este viaje: “Break On Through (To The Other Side)”.

La genialidad de Jim Morrison, Ray Manzarek, John Densmore y Robby Krieger se desborda conforme pasan los temas. Pese a que la ejecución vocal pueda parecer por ratos monótona, la esencia del The Doors, es definitivamente la ejecución maestral de los teclados electrónicos de Manzarek, fallecido ya hace tres años.

A través de temas que hoy día son clásicos: “Ligth My Fire”, “Alabama Song (Whiskey Bar)” y por supuesto “The End”, este álbum es, sin duda, un viaje garantizado.

  • Black Sabbath (1970)

Disquera: Vertigo/Warner

Si a alguien le debemos la construcción musical, y una gráfica muy precaria, de lo “satánico” es al mítico grupo liderado por Ozzy Osbourne. La portada de su disco homónimo, que también resulta ser el primero, podría resultar un poco perturbador a los ojos del espectador, perpetuó de una vez y para siempre la relación icónica del heavy metal con la naturaleza desconocida y el la vestimenta de color negro para denominar a algo como digno de los seguidores de Satanás.

Lo cierto es que musicalmente es una explosión: el blues y el hard-rock acuden con fuerza en cada canción. Los riffs son un condimento casi imprescindible. Parece increíble que con poco presupuesto y en menos de una semana (dos días aproximadamente), se pueda crear un álbum tan bien logrado.

“Evil Woman, Don’t Play Your Game” es el ejemplo por excelencia de un buen rock clásico; esta canción fue el primer sencillo de este álbum. Otros temas, como “Wicked World” demuestran una faceta distinta de su propuesta musical, donde por momentos podemos escuchar un sonido parecido al de Led Zepellin. Empero, es en “Warning”, cover de los ingleses The Aynsley Dunbar Retaliation, donde se demuestra el temple de Tony Iommi, Geezer Butler, Bill Ward y Ozbourne.

  • Miles Davis Quartet (1953)

Disquera: Prestige

Prescindiendo un poco de los álbumes Miles Davis Volume 1 y Volume 2, el primero salido un año antes y el segundo a la par del álbum que menciono, es Miles Davis Quartet, el séptimo álbum del mejor trompetista de jazz de todos los tiempos, el que cierra este top. La razón principal es que podemos oír a un Miles Davis más concentrado en su carrera y con los pies en la tierra: en el mismo periodo de las sesiones de grabación de este disco, él había logrado dejar con éxito su adicción a la heroína.

Pese a que no es la etapa más experimental de Davis, como se vería en Bitches Brew o Aura, en este álbum podemos encontrar ejecuciones sobrias que pueden jugar tanto con el blues como con el jazz. El contrabajo de Percy Heath en “Four”, así como en “Old Devil Moon” acompañan con exquisitez los paisajes sonoros creados por Davis con la trompeta.

Si se perciben sonidos distintos en los instrumentos a lo largo del álbum es porque el personal no fue el mismo en todos los temas. La participación de John Lewis en el piano solo es del primer al tercer track, Charles Mingus en el mismo instrumento pero únicamente en el tema “Smooch”. Por su parte Horace Silver toca el piano en el resto de las canciones. Lo mismo ocurrió con la batería: del primer al cuarto tema, el maestro Max Roach se encargó de tocar la batería, pero del quinto al séptimo, le corresponde a Art Blakey.

¿Estás de acuerdo con este top?, ¿cuál crees que faltó?

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