Velox Veritas, el lado oscuro de Rey Pila

Rey Pila sigue siendo nota aquí en Revista Kuadro y es que aparte de ser la portada de nuestro nuevo número digital, andan de estreno con su tercer álbum de larga duración Velox Veritas, un disco que deja ver lo ecléctica, oscura y divertida que puede ser su música.

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Después de escuchar The Future Sugar, su primer disco como una banda ya formada, era difícil saber a dónde se dirigirían ahora, pero gracias a su más reciente EP, Lucky No. 7 Rey Pila nos empezó a guiar a lo que sería su sonido en un futuro.

Desde “Disciples IV” reconocemos inmediatamente la presencia de más instrumentos eléctricos y sintetizadores y es porque este EP se realizó a la par de Velox Veritas pues su producción tardó tres años. Aunque no todas las canciones entraron al álbum, fue un momento en el que Diego Solórzano escribió más que nunca para encontrarle un sentido a este disco y el resultado fue el siguiente.

Empieza con “Let It Burn”, una canción hecha para cantar y gritar con el público, de esas que se vuelven para estadios, un poco parecida en cuanto a letra y emoción a “We Are Young” de Fun, y claro que una canción así se vuelve pegajosa y un sencillo instantáneo así que no se sorprendan si termina por ser la más escuchada del disco. Así le da paso a “Dark Paradaise” con una doble voz en el coro, se siente como si Rey Pila se fuera una noche de fiesta al Under en la Ciudad de México. En “My Friends Are Going Crazy” seguimos con este aliento electro envuelto en muchas capas que te hacen perder la cabeza. Los sintes en este disco tienen mucha más presencia que cualquier otra cosa que hayan hecho antes.

“Drooling” fue otro de los sencillos que lanzaron antes del disco, un dancehall mezclado con un poco de reggae –sólo porque se puede y ¡qué bien queda!- encontraron el punto exacto de mezclar un ritmo tan caribeño con sonidos electrónicos y extremadamente bailable, y de ahí cambia a “Casting a Shadow” que –no me dejarán mentir- las guitarras aquí suenan bastante a algo que Julian Casablancas haría ya sea en algo nuevo de The Strokes o un clásico The Voidz, y no podemos olvidar que fue Casablancas quien vio un potencial increíble en Rey Pila y los firmó hace algunos años.

“Steps (pt. 2)” marca la mitad del disco y baja el ritmo de la música a algo onírico y mágico que te saca de pronto para regresarte como si nada en “Lash Out” con bajos, guitarras y un beat drop más oscuro y a la vez con toques ochenteros. A esta canción le siguen “Josephine” y “Over The Edge” que se pierden entre el resto de las canciones del disco, no más flojas pero sí menos impresionables.

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El disco termina con un estilo noventero y divertido en “Danger” y cierra con “Steps (pt.1)” que extrañamente va después de la parte dos y destaca del resto por no ser igual a ellas; lenta y meditativa, es como si después de la energía y las ganas de bailar que da el resto del álbum, aquí te prendieran las luces y te dijeran que es hora de irte a dormir, que la fiesta acabó y que nos vemos en el próximo disco.

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