Fotos: Grissel Coutiño.
Desde hace un par de meses se anunció la visita de la banda filandesa, The Rasmus a tierras mexicanas, lo que causó gran expectativa entre sus seguidores – entre ellos , yo-, quienes realmente nos asombramos por esta noticia, ya que la banda no se encuentra inmersa en la promoción de ningún nuevo disco y por el contrario han compartido en redes sociales, que están en el estudio.
El día de la cita con The Rasmus -El Plaza era soldout- llegó, y el clima no nos hizo un favor, la lluvia se hizo presente para refrescar a las leales y apasionadas fans de la banda que hicieron fila desde muy temprano para poder ver de cerca a la agrupación. Seguro fue una especie de reunión de viejos amigos y la oportunidad de hacer otros entre las largas horas de espera, compartiendo anectodas – tal vez eso fue para mí- En punto de las 8:00 pm las luces se apagaron y ahí estaba, Lauri Ylönen, Aki Hakala, Eero Heinonen y Pauli Rantasalmi, tocando “First day of my life” y mi mente voló al 2004, Salón XXI – yo tenia 15 años- mi mejor amiga estaba junto a mí, esta vez, estaba en la barricada tomando las fotos que ilustran esta reseña.
El plaza se preparaba para vibrar con The Rasmus, las gargantas comenzaban a desgarrarse, siguieron con “No Fear” y su poderoso rock hizo saltar a los asistentes al tiempo que cantaban con todas sus fuerzas, la agrupación se notaba encantada, feliz de volverse a encontrar con sus seguidores mexicanos, «Hola México city» , decía Lauri. Una mezcla de canciones «viejas» le abrieron paso a singles de su último disco, más tranquilas, para descansar la garganta y motivar el espíritu para seguir con el concierto, esas fueron :“Ghost of Love”, “Stranger” y “I’m a Mess”, la voz dulce de Ylönen, cautivaba en cada nota que salía de su garganta, no tenía que hacer más, sólo abrir los brazos para encantar.
“Immortal”, una canción del Hide From The Sun, en la que a uno no le cabe duda que son tremendos como conjunto, nos hizo enchinar la piel en el coro -como Lauri alcanza notas tan altas- él se movía por todo el escenario y su esbelta figura despedía cierto grado de sensualidad que era correspondida con gritos al máximo. “Time to Burn” y el pasado regresaba, cuando Ylönen tenía cabello negro, plumas, usaba botas con plataforma, Aki no era rubio y tenían como 15 años menos y mi compañera, explotó, seguro eso les pasó a varios anoche.
«Una canción vieja» – dijo el vocalista- y comenzaron los acordes de “F-F-F – Falling” y el Plaza , saltó, y por ratos apocaba la voz del vocalista, la noche se tornó acústica, dentro de este set incluyeron canciones como “No like Other Girls”, “Still Standig”, que en su versión original, suene muy poderosa – fue raro oírla en set acústico- y “Don’t let go”. Ahí todos retomamos fuerzas para seguir con la noche y de inmediato la locura volvió , “Livin’ in World Whitout You”, y cuando creía que no podía saltar y cantar más fuerte “In My Life” y aquello reventó una vez más.
De pronto la agrupación se «despedía» lo cual era imposible, aún faltaba algo, nadie se iría del lugar sin oír el hit que los lanzara a la fama mundialmente.
Salieron unos minutos del escenario, regresaron para cerra con canciones del Dead Letters, “Funeral Song” al termino de ésta, se oían los primeros sonidos que anunciaba que eso se iba a descontrolar, la guitarra de Pauli lo confirmó y en un coro capaz de enchinar la piel «¡oh ohhh, oh ohhhh!», “In the Shadows”, nuestra adolescencia estaba ahí, recordándonos mejores momentos, el tiempo ha pasado, pero la música que sobre pasa tiempo, estaba allí, para ayudarnos a sentir cosas mágicas, y esto fue lo que paso anoche con estos cuatro hombres, que se entregaron como siempre, siendo correspondidos como hace 12 años.