Fotos por Ro Wolf
Cinco largos años de espera fueron motivo suficiente para incentivarme a cruzar media ciudad y adentrarme a navegar dos de las líneas más conflictivas y godinezcas del metro que me llevaron directo a la Arena Ciudad de México.
Una travesía que sin duda valió la pena realizar para estar presente justo en el momento en donde las luces se apagaron, solo para llenar el recinto de gritos y euforia que recibieron con los brazos abiertos a los integrantes de Jamiroquai.
La velada comenzó con “Shake it On”, un gran hit que levantó a los presentes, quienes mientras movían el cuerpo y cada rincón de su nervio vago, fueron interrumpidos por JayKay, quien se dirigió al público con un caluroso: “It’s nice to be back”.
De pronto las luces se apagaron y el penacho de JayKay comenzó a desplegar sus plumas de color neón para darle la bienvenida a “Little L”, uno de los sencillos más queridos, que fue acompañado de principio a fin, con las palmas rítmicas de los asistentes cada que terminaba el estribillo.
Ya colgados en la nostalgia, Jay anunció la llegada de “Space Cowboy”, en donde las cuerdas del bajo de Paul Turner invadieron y resaltaron del sistema de sonido y en el corazón de todos los que estábamos allí.
En los siguientes minutos, éxitos como “Alright”, “Cloud 9” y “Superfresh”, nos atascaron de acid jazz y de unas voces llenas de potencia que provenían de las coristas que acompañaron a Jamiroquai durante todo el concierto.
Para “CosmicGirl” unas luces en tonos morados y rosas iluminaron el rostro y contoneo de las más de 200 mil personas que abarrotaron el lugar.
Aunque, quizá uno de los momentos más emocionantes de la noche era cada que la cámara enfocaba el movimiento del penacho de JayKay que lograba invadir con colores neón a toda la Arena ciudad de México.
Las siguientes canciones: “LoveFoolosophy” y “CannedHeart”, fueron las elegidas para cerrar la presentación y alentar a que los espectadores pidieran el regreso de los integrantes al escenario, iluminando el foro con luces y gritos que se estampaban en tu oído y lo hacían vibrar.
Al regreso de Jamiroquai al escenario, y como era de esperarse, empezó a sonar “Virtual Insanity”, un sencillo obligado que esta tatuado en el corazón de todos los fanáticos que disfrutan del bajeo de Paul Turner, los teclados de Matt Johnson y los clásicos movimientos de JayKay.
A pesar de que por un momento pensé que Jay y compañía, romperían con este cliché, debo admitir que, al igual que todos, me emocioné bastante; incluso más que Ned Flanders cuando el reverendo Alegría anuncia la llegada de Jesús, –ok, no –.
El regreso de Jamiroquai a tierras mexicanas fue satisfactorio y nos dejó con mucho acid jazz en la sangre como receta para vivir y disfrutar más de la vida.