Andán Jodorowsky irradia Esencia Solar

No es sorpresa de nadie que Adán Jodorowsky no tiene amor ni intensión por ser una sola versión de sí mismo. De más está por decir que esta etapa se diferencia bastante de cuando era Adanowsky, y sobre todo Ada; ahora nos ofrece un álbum ciertamente centrado en sus fines. Como si fuera parte de esa pregunta coloquial ¿qué discos te llevarías a una playa desierta?, Esencia Solar nos lleva, por su parte, a dicho lugar. No hay soledad mala, ni suspiro para encontrar paz interna que no sirva. En términos generales, Adán a logrado condensar en 14 canciones la misma sensación de mirar apaciblemente un atardecer. El color rojo anaranjado que embellece las distancias se encuentra en «Mi Fe»; el sonido de los riscos y el olor a coco de una costa cálida en «Color Café»; las cenizas de una hoguera al calor de una guitarra evocan «Abre Tus Corazones» y la sabiduría simple y sin ataduras de un consejo se presentan al oído que quiera escucharle está en «Qué Bello es Envejecer». Este último tema es uno de los mejores logrados, pues sin pretensión alguna da un mensaje extraño para la mayoría: el tiempo pasa y es mejor aceptarlo, agradecerlo, aprenderlo y apreciarlo.

Esta sensación de estar en el lugar y momento adecuado es constante. No creo equivocarme si digo que este es uno de los álbumes más sinceros que han existido. Voces tropicales y cantos tribales, instrumentos acústicos y una voz que nos habla como a través del tiempo. Sin embargo todo en exceso es malo. Hay en la idea de dar un mensaje positivo un notable riesgo: caer en lo convencional. A «Sólo Falta lo Mejor», «Todo lo Más Bello» les falta poco para ser un comercial de un grupo de superación personal. Insisto, ser positivo no es malo, pero no utilizar metáforas o alguna otra herramienta de expresión termina por volverlo tedioso y, al final, fácil de olvidar. Caso un poco contrario de «Amor de Día y Noche», donde el narrador admite el pasado y las mejoras del presente, aunque el resultado no termina de convencer. Por su lado, la parte melancólica sin caer en lugares comunes se expresa bien en «Noche del Alma».

Adán Jodorowsky, antes Adanoswky, antes Ada, antes El Ídolo, antes...
Adán Jodorowsky en 2017 durante su presentación en el Ruido Fest

Algo sumamente interesante del álbum son los temas que hablan de personajes: ya sea en tercera persona, «Hasta la Aurora», o en primera, «El Cantor». Es evidente el sesgo autobiográfico de estos temas; fácilmente podemos darnos una idea de cómo ha sido su carrera (ser lo que en verdad se quiere) y sobre todo, su percepción musical y con ello su proceso creativo. Un par de temas bien logrados a los que se suma «Yemanjá», un tema que cierra el disco a manera de canto de adoración. Recuerda a la sierra o a la cordillera. Aunque esta deidad sea adoraba principalmente por la mitología yoruba (en Cuba, Venezuela y Brasil se encuentran creencias vinculadas con esta mitología de origen africano) hay un remanente andino en los coros y los vientos.

En Esencia Solar existen dos colaboraciones: «Vivir con Valor», al lado de Natalia Lafourcade y «Vagabundos de Otro Mundo» con León Larregui. El primer tema recuerda y es pertinente con la voz y etapa musical de Natalia: recuerda a «Derecho de Nacimiento» y sobre todo a los ritmos de los que se ha valido en su más reciente discografía al lado de Los Macorinos. Al final del tema hay un out-take de las sesiones de grabación que se incluyó de todos modos en la versión final y peca de auténtico; la risa de Lafourcade es confortante. El vocalista de Zoé, por su parte se complementa excelentemente con Adán, aunque parece a veces ser más tema de León. Sin embargo, esta canción da diversidad al álbum como conjunto, pero fácilmente se le puede separar de Esencia Solar, quizá es por eso que fue de los primeros temas como sencillos previos al lanzamiento del álbum.

No sé cómo y de qué manera uno se puede encontrar a sí mismo a través de la música, pero este disco puede ser un buen comienzo:

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