Imagen destacada: Archivo RK
Este fin de semana se llevó a cabo uno de los festivales que han marcado tendencia y se ha posicionado muy bien la escena musical mexicana e internacional: Bahidorá, sin embargo este año se vio opacado por un lamentable accidente, se perdió una vida.
Antes de continuar con el texto, quiero aclarar que en Revista Kuadro queremos ser respetuosos con la familia del fallecido y lamentamos profundamente su pérdida, así mismo, no participaremos en la difusión de información NO corroborada por autoridades oficiales o por la comunicación de Bahidorá para NO generar más especulaciones.
— Bahidorá (@Bahidora) 18 de febrero de 2019
Para entender y reflexionar este suceso es primordial y necesario analizar el papel de tres factores: organización del festival, medios de comunicación y asistentes al festival.
¿Cómo inició todo? El papel de los medios y las redes sociales
La noticia del fallecimiento se desató gracias a un medio de comunicación morelense que confirmó que era un hombre el que había perdido la vida en el río durante la mañana del domingo 17 de febrero. Inmediatamente TODOS asumieron que el deceso fue a causa de una sobredosis, un bad trip que terminó en el ahogamiento. Esta versión se comenzó a replicar en redes sociales sin ser confirmada por una fuente oficial.
Desafortunadamente no solo fueron usuarios random quienes lo hicieron y dieron por hecho esta info, sino que medios de comunicación «serios» se valieron de esto para «tener la primicia», ganar unos clicks y likes en Facebook. Más allá de la difusión de información poco fiable, ¿qué papel tuvimos los medios al condenar un evento antes de que existiera información de primera mano? ¿Hasta qué punto nos deshumanizamos para conseguir antes que todos la información? y ¿Qué tanto damos por hecho lo que encontramos en redes sociales? Buenas cuestiones para plantearnos ¿No crees?
Cacería de brujas
Hace unos años en el Knotfest sucedió una situación similar, recuerdo que rápidamente comenzaron a difundir la noticia con un toque amarillista, los títulos iban escritos como: «Joven muere en el Knotfest», «Se desconoce si fue slam o riña», seguido de videos con títulos como «Momento en que joven cae y muere en el knotfest», si no me creen échenle un vistazo a su buscador de confianza.
En ese entonces, las autoridades determinaron que el chico se asfixió con su propio vómito, peeeeero como siempre en la vida, buscamos culpables, alguien que pague por lo que pasó y se convierte todo en una cacería de brujas que condena y aniquila. En este caso ¿quién crees que fue? ¿Los organizadores por vender cerveza, o el dude que se metió al slam? ¿Dirías que se puso en una situación de riesgo al haber bebido de más? Dejo el debate sobre la mesa.
Con Bahidorá la cacería de brujas ya empezó. Las críticas son muy fuertes para el festival, van desde la falta de seguridad en el festival, el uso de estupefacientes dentro del venue, el cómo se manejó -ocultó- la noticia a los asistentes, hasta el rechazo definitivo al evento por cuestiones éticas y morales.
No puedo creer cómo sacar un hombre muerto completamente rígido frente a mis ojos de un río, y @Bahidora no inicia ningún protocolo, siguieron la fiesta como si nada todos siguieron bañándose en el río como si nada. — Karla Ripoll (@RipollK_) 17 de febrero de 2019
Me parece terrible que los organizadores de @Bahidora hayan seguido con la fiesta después de que hubo un muerto. No podemos ser tan insensibles. ¿Dónde quedó la empatía?.
— Cucú (@muchasmanchas) 18 de febrero de 2019
Entre estos dimes y diretes, se nos perdió de vista algo bien importante, una familia está de luto y está tratando de buscar respuestas para entender qué pasó con su familiar. Lamentablemente en nuestro país hasta la muerte es protocolaria y burocrática, que haya ocurrido en estas circunstancias complica más los procesos legales y de información. Sea cual sea el caso, hay que recordar y tener en mente que no somos inmunes a los accidentes, consumas o no drogas, estés o no en un lugar seguro.
Los dos lados de la moneda
Durante mi experiencia en el festival como asistente y como reportera estos últimos años, el filtro de vigilancia es uno de los más rigurosos que he visto: revisan equipaje, tiendas de campaña, sleeping bags, bolsas con cobijas y bolsas de maquillaje, TODO. Pero a pesar de estos filtros, he de decir que los asistentes somos mañosos, siempre se encuentra una forma de ingresar algún objeto de la lista prohibida y sí, eso incluye drogas, alcohol y medicación sin receta.
Sabiendo -y haciendo- esto, habría que poner en perspectiva nuestra capacidad de seguir las reglas. ¿Reglas? Eso no es divertido ¿cierto?. Qué aburrido… ¿un Bahidorá sin chelas? ¿Sin un porrito? ufff no. No voy a soltar un discurso sobre el uso de estupefacientes -muchos ya lo están haciendo- quien no lo utilice y esté libre de adicciones que lance la primera piedra, pero vamos, es un festival para mayores de edad que saben distinguir – aparentemente- entre lo prudente e imprudente, entre el bien y el mal como dirían nuestras mamás.
Creo pertinente y necesario re pensar nuestro papel como asistentes y amantes de la música para mantener eventos como este, que más allá de ser una pasarela o peda en Morelos de un fin de semana – uno de los aspectos que más le critico-, logra llevar la música y las experiencias que conlleva, fuera de la centralidad de la CDMX, para ofrecer line ups que difícilmente podríamos ver de otra forma.
El proyecto en sí, es muy joven y aún tiene mucho que ofrecer. Es triste ver cómo hay mucha gente que exige la cabeza del festival…. Y no, con esto último no pretendo hacer una apología al Carnaval de Bahidorá y deslindar de responsabilidades a la organización por el fallecimiento. Nos queda muy claro que aplicar sus protocolos no fue efectivo en esta situación porque al igual que nosotros, jamás pensaron que iba a suceder. Hay que recordar que de la teoría a la práctica hay una brecha enorme.
Tampoco debemos culpar al occiso cuando «oficialmente» no sabemos realmente qué ocurrió y mucho menos conocemos las causas que lo llevaron a ese fin, mucho menos podemos crucificar un proyecto que lleva siete años ejecutándose y renovándose por un error en el manejo de su seguridad y comunicación…que vamos les está costando muy caro.
Tanto el público, como los medios y los organizadores de eventos, debemos hacer mejor las cosas, dejar de omitir o dar por hecho otras para que podamos disfrutar de eso más grande que nos une: la música.
Hasta el momento, no hay updates oficiales de información. Esperamos que el problema tenga pronta resolución así como ver el regreso de Bahidorá el próximo año.