«Chemtrails Over The Country Club», una pausa en la carrera de Lana del Rey


TXT: Francisco Juárez


Acostada boca arriba en el pasto, Elizabeth Grant observa como las nubes pasan, mientras el sol
se coloca sobre ella. El viento del mediodía es fuerte, pero ella no se distrae, solo piensa en su
pasado cuando la presión de los escenarios no existía y la fama no la abrumaba. Una época más
sencilla donde sólo tenía 19 años y soñaba con ser cantante.
Esta es la imagen que evocan las estrofas iniciales de ‘White Dress’, la primera de 11 canciones
del séptimo álbum de Lana del Rey: Chemtrails Over The Country Club.
En 45 minutos y tres segundos, la cantante de Nueva York nos deja claro que las referencias a
Hollywood, a los lujos, así como el reconocimiento de la gente, ya no son temas relevantes para
su carrera como lo eran hace 10 años.
Sus temas dejaron de lado las grandes ciudades y ahora aluden al campo y regiones menos
urbanas como Arkansas, Oklahoma o Nebraska. Esto se puede escuchar en «Tulsa Jesus Freak» y
«Let Me Love You Like A Woman», dos canciones que giran en torno a una pareja que quiere dejar
todo atrás para estar juntos.
En «Dark But Just a Game» comparte sus reflexiones sobre el lado oscuro de la fama y el éxito:
“todas sus historias terminan trágicamente…las mejores pierden la cabeza”. Más que una canción,
parece un soliloquio que pretende retratar su amarga experiencia personal.
Desde el inicio de su carrera enfrentó críticas constantes por su tono de voz, sus actuaciones en
vivo y la monotonía de su música. A pesar de la madurez mostrada en Norman Fucking Rockwell!,
su disco mejor evaluado y que encabezó las listas musicales de varios países en 2019, los
ataques en contra de Lana no cesan.
En esta ocasión, los comentarios negativos se concentraron en la portada de Chemtrails Over The
Country Club
por la falta de inclusión de mujeres afroamericanas. Los cuestionamientos acusaban
a Elizabeth Grant de invisibilizar a las mujeres de tez negra en la fotografía donde sale
acompañada por su hermana Caroline y ocho amigas cercanas.
Para las y los usuarios, a Lana del Rey no le importa la violencia racial y solo aprovechó el
movimiento Black Lives Matter para salir a protestar y promocionarse. Lana defendió su disco y
trayectoria una vez más, a tal punto que terminó abrumada y abandonó sus redes por un tiempo.
Por ello, no me parece casualidad que su más reciente material, publicado el 19 de marzo de
2021, gire en torno a exorcizar el pasado.
Con melodías a penas sostenidas en un piano y una guitarra, Elizabeth deja al desnudo la calidad
de su voz en cada canción. Los mejores ejemplos están plasmados en «Not All Who Wander Are
Lost» y «Chemtrails Over The Country Club», tema homónimo del disco, en donde juega con
tesituras más agudas y nos regresa a géneros como el soul y el country.
En medio de una ola de artistas de pop de Tik Tok, la música de Lana del Rey es una banda
sonora para las personas que quieren refugiarse en una canción alejada de los ritmos actuales.
En general, este álbum es la manera en que Lana del Rey desahogó las emociones que tanto
tiempo guardó para decir adiós al pasado sin sumirse en la tristeza. De manera sútil, pero
contundente Elizabeth Grant nos anuncia en uno de sus versos que no es el final, sólo una pausa
para tomar un respiro.

“No estoy aburrida ni soy infeliz, sigo siendo extraña y salvaje”.

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