DEVOTIONAL EN SALA: devotos profesionales

Fotografías: Jorge Mencos

Imagínense a Depeche Mode en Sala Puebla. Imposible. Necesitaría un año de conciertos en ese lugar para conseguir lo que una noche de sold out en el Foro Sol le garantizaría. Bueno, el sueño pasó…casi. Para un fan del synth pop, el dance-rock o el rock electrónico, que no conoce a Depeche Mode (cosa improbable, lo admito) le sería fácil pensar que Devotional, su único tributo oficial, es una de las mejores bandas de la escena. Y vaya, tienen todo para serlo: suena fresco, cuentan con un vocalista lleno de vigor y carisma y son capaces de poner a cantar a la gran mayoría.

Si algo quedó evidente fue que la música de la banda británica está más vigente que nunca. Los músicos mexicanos lo hicieron realmente bien, logrando contagiar la energía a los asistentes. Empezaron su concierto con una puntualidad inglesa, algo poco visto en Sala Puebla. Sin muchas pausas, interpretaron más de una veintena de canciones en una presentación que duró casi dos horas, insuficientes, claro, para un homenaje que recorre casi cuatro,¡cuatro!, décadas de trayectoria.

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Con “Walking in my shoes”, “Policy of Truth”, “Never let me down again”, “Strangelove”, “It’s no good”, “Welcome to my world”, “Master and Servant”, la banda logró contagiar y complacer a la gran mayoría de asistentes en una noche de canto, fiesta, y también de mucha nostalgia. Por eso es la banda de covers “oficial”. Por eso tienen el favor de Martin Gore.

Además, cuentan con Freddie Morales, un mexicano de LA que le sienta muy bien imitar la voz, los movimientos, el erotismo, y el dominio escénico de Dave Gahan.  Freddie y compañía se han esforzado por garantizar una experiencia cercana con lo que es realmente Depeche Mode, y lo logran. Al final, son devotos profesionales que llevan nueve años recorriendo exitosamente Estados Unidos, México y Sudamérica.

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A la mitad del show, llegaron sus más grandes éxitos, “Enjoy the silence” y “Personal Jesus”, las cuales fueron interpretadas a la manera del Live in Berlin Soundtrack: de siete minutos cada una, permitiendo a los fans estirar el mayor tiempo posible el éxtasis.

La devoción fue compartida: no sólo se transmitió la pasión de arriba-abajo, también de abajo-arriba. Hubo baile. Hubo plegarias de más canciones. Hubo respuesta. La banda, motivada y aplaudida, salió hasta tres veces a tocar más canciones y complementar la celebración negra. Estaban preparados para todo.

 

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