La música funciona de formas «muy interesantes, pero muy extrañas»… y ante la popularidad de géneros como el rock o el pop existen propuestas como Leon Bridges, un 90’s kid influenciado tremendamente por Marvin Gaye quien vino a CDMX, no solo para abrir los conciertos de Harry Styles sino a darse que cuenta de un par de cosas más importantes: En México se escucha muchísimo su música y que los mexicanos estamos sedientos de soul.
Fer Casillas fue la encargada de realizar el warm up de la noche, ella y su banda recibieron a los primeros asistentes de El Plaza, que parecía por la hora, serían pocos ya que casi eran las 9pm y el recinto no estaba a la mitad de su capacidad, pero no importaba porque vamos ¡LEON BRIDGES!
Cuando llegó el turno de que Bridges tomara el escenario, las luces se tornaron azules para preparar al público con los primeros acordes de «Smooth Sailin'», canción salida de su álbum debut Coming Home, que como una ráfaga de energía, el originario de Forth Worth, Texas se apoderó del público entre bailes y la suave caricia de su voz.
La timidez en los bailes aún estaba presente y para sacudirla poco a poco, Bridges optó por acercarse con delicadeza a su público con algo de su más reciente material, Good Thing. La elegida fue «Bet Ain’t Worth The Hand»
Don’t get your feelings broken for nothin’
Maybe I’m leavin’
Leavin’ here with nothin’
I might regret that I can’t be your man
Sometimes the bet isn’t worth the hand
Poco a poco los corazones se fueron abriendo, el lugar se fue llenado y los bailes de Bridges cada vez eran más atrevidos. En un instante, un Plaza a medio llenar se convirtió en un lugar donde era casi imposible moverse sin golpear al de al lado. Para suerte de los asistentes el calor fue mitigado con algunos tragos y aire acondicionado -¡Gracias, Plaza!-, mientras sonaba «Bad Bad News», los mejores pasos de los asistentes ya empezaban a notarse. El soul ya había entrado al cuerpo y Leon Bridges por su parte explotaba el escenario con un moon walk inesperado.
El espectáculo de Bridges es muy especial sobre el escenario, él y su banda son una remembranza al soul de antaño, como si Sam Cooke siguiera vivo a través de él. Las emociones que provoca al verlo bailar decantan en un imaginario colectivo que decanta en Bridges lidereando un soul train espiritual al ritmo cadencioso y tímido de «Brown Skin Girl».
Para nuestra sorpresa «Coming Home», el primer éxito del cantante y compositor, no esperó hasta el final de la noche para hacerse presente… «I’m coming home tonight, I know you’re ready for the sparks to fly …into the morning», todas las voces coreaban al unísono, era tan grande la sincronización de sentimientos que si alguien no lloró o se le puso la piel chinita, seguro estaba muerto.
La noche se puso sentimental con «Mrs.», canción que Leon Bridges dedicó a su madre unos segundos antes de entonarla, seguida de «Georgia to Texas». Después de sacudirnos el halo nostálgico que dejó, Bridges siguió con algo más bailable y fue justo cuando sonaron «If it Feels Good ( The it Must Be)» y»You Don’t Know». El ritmo se apoderó de los cuerpos otra vez y las manos en el aire aplaudían al ritmo de la batería ¡Qué momento tan refrescante!
Llegó el momento de «River», sin lugar a dudas uno de los momentos clave de esta presentación, toda la nostalgia que carga la melodía mantuvo en silencio -relativo- a todo el público, entre susurros la gente acompañaba a Bridges en la ejecución hasta que el cantante se detuvo para escuchar su canción a través de las voces de sus seguidores.
El concierto llegaba a su fin con»Twistin’ & Groovin'», «Pussyfootin'» y «Mississipi Kisses». Bridges y su banda se despidieron con la certeza de que nunca olvidarían esta noche.
Me atrevo a decirlo porque nunca olvidaré el rostro de Leon Bridges cuando logró observar la cantidad de personas que fueron a verlo. La sorpresa que se dibujó en él era genuina, pienso que jamás imaginó que esta sería una de las mejores noches para él, para su banda y para todos aquellos amantes del soul que añoran con todo su ser más conciertos así.
