Fotografía destacada: Facebook Oficial El Kuelgue
Desde Buenos Aires hasta la Ciudad de México, El Kuelgue resuena con un estilo único, difícil de catalogar y con una vibra increíble que te va a dejar con ganas de más. Durante su primera visita a nuestro país, tuvimos la suerte de platicar con Tomás, baterista de la banda quien nos impresionó con lo mucho que estaba disfrutando de México.
Estoy fascinado con su país, desde que nos bajamos del avión, tomamos una camioneta y el chofer estaba escuchando Luis Miguel, fue la carta de bienvenida de México y de su gente tan amable y amigable.
El primer show que ofrecieron fue en Departamento, en la Ciudad de México, como teloneros para el DJ set de MGMT que se convirtió en una fiesta tan esperada, que muchas personas no pudieron entrar al recinto de lo lleno que estaba. Tomás estaba impresionado con la cantidad de gente que estuvo bailando y saltando en la que fue su prueba de fuego, ya que de los seis integrantes que conforman El Kuelgue, sólo cuatro de ellos pudieron venir, así que tuvieron que actualizar su repertorio que sin duda está “de pelos”. Posteriormente tocaron en el show de Siddharta en el Auditorio Nacional y el último set fue en Tulum, teniendo su buena dosis de sol, arena y mar, justo como a Luis Miguel le hubiera gustado.
El Kuelgue es una banda que se identifica por su improvisación, como dice Tomás, “la improvisación es el alma de la banda, es lo que nos hizo crecer.” Esta forma de hacer música nace de las influencias del humor absurdo de programas de televisión de Argentina, y es ese tipo de humor el que emana a la hora de improvisar. Sin embargo, la improvisación sería muy difícil sin la creatividad inherente de cada miembro de la banda.
Julian (vocalista) es muy creativo en ese sentido, tiene un cerebro que fluye muy bien para esas cosas y se confía de eso, aparte de que cada uno improvisa en su instrumento y eso es lo importante, nos tomamos esas libertades naturales porque ya es un código grupal.
Esta libertad, creatividad e improvisaciones, hace que el sonido de El Kuelgue vaya de un lado a otro y sea tan difícil de encasillar en un género, sin embargo, la banda no se pierde ni pierde su esencia, y la razón principal para que esto se mantenga así es la unión grupal y el encuentro entre ellos.
Nos conocemos desde hace 20 años y ese consenso de libertad que tenemos es beneficioso; más allá de que cada quien hace su trabajo individualmente, ese trabajo se lo debe mostrar al grupo, es incentivar al otro con el trabajo propio. Cada uno sabe cómo hablarle a su instrumento y cómo hablarnos entre nosotros, es respetar al grupo de manera natural.
Nacida de esa manera de trabajar, la banda recientemente lanzó su sencillo “Chiste” que comenzó en una prueba de sonido en Buenos Aires donde comenzaron a improvisar y Julián comenzó a cantar “Vamo’ con un chiste de guach” mientras el sonidista grababa. Días después, se los enseñó y la banda quedó maravillada por el ritmo pegadizo de la melodía, así que la trasladaron a la sala de ensayo donde decidieron ponerle una base repetitiva tipo hip hop de los noventas y de ahí, el resto es historia; la canción salió con un estilo muy distinto al que conocíamos de ellos.
“Es algo que no habíamos hecho y eso nos gusta, porque cuando hacemos algo nuevo nos fascinamos”
Sin duda, El Kuelgue tiene todo para encantarnos, buena vibra, buena música y buenas historias; ven a la música como un medio para amar que une mundos y que estará ahí eternamente. Aparte de dejarnos esa enseñanza de que a veces lo mejor es fluir libremente, confiar en tus compañeros y dejar que la música salga como tenga que ser. ¿Qué dicen?, ¿propósito de año nuevo?