Fotos: Cortesía OCESA/ César Vicuña
Si vas a ver una banda donde el más joven tiene 61 años, te da una idea de lo que deberías esperar del show. Si el vocalista además de estar ya con edad para sacar su credencial del INAPAM, sabes que tuvo cáncer de lengua, ya mas que una idea, parecería que tienes una certeza del tipo de show que vas a ver. Algo calmado, sencillo, sin pirotecnia ni lanzallamas.
Pero es Iron Maiden. Bruce Dickison es alguien que desafía las leyes de la realidad, por lo que dan un show acorde a eso. Si tienes de esos lugares donde te toca detener el techo y no ves el escenario, parecerían unos mozalbetes, por toda la energía que irradia el escenario. De esa que se convierte en pasión, de esa que se contagia. No por nada el domingo fue la primer fecha de tres llenos absolutos en el Palacio de los Deportes.
Al igual que las demás fechas, donde entiendes porque llenan cualquier arena donde Eddie ponga un pie. Porque no es solo Bruce o Eddie. Steve Harris sigue teniendo dedos de titanio, Dave Murray, Janick Gers y Adrian Smith siguen siendo esa incansables fuentes de riffs, de técnica con potencia. Junto con Nicko McBrain, el mas veterano que es capaz de tocar a 10000000 bpm todo con una sonrisa, como si fuera un paseo por la ciudad.
Además la razón del tour también no tiene nada que ver con su generación. Promocionar su juego para teléfonos, El Legado de la Bestia. Tal vez la razón mas banal para hacer un tour, pero por lo menos nos han dado unos de los mejores artes para las giras -algo que con esta banda no es poca cosa-, mención aparte para los vitrales donde se ve a Eddie a lo largo del tiempo.
Esto también dio un setlist, donde se dio un repaso a la historia de la banda -dejando olvidados a los últimos dos trabajos- y donde nada mas tres discos tuvieron mas una canción. Sin dejar de mencionar que se tocan de todas las épocas, sin importar quien era el vocalista -un saludo a los RHCP- aunque también si hubiéramos cambiado algo del trabajo de Blaze Bailey por algún sencillo de The Final Frontier.
Trayendo ahora si la escenografía del show completo y no un medio show como la visita en el Foro Sol del 2008. Desde «Aces High» que bajaba ese bombardero de la primer guerra mundial, el Eddie de tres metros salido directo de «The Trooper» o los Eddies demonios gigantes que salían del escenario. Además de toda la pirotecnia que explotaba del escenario y el lanzallamas que tenían de juguete.
Todo esto para enmarcar lo que importa. Un show imponente, con canciones que hacen que el lugar se convierta en un karaoke gigante; con coros que hacen que el suelo retiemble. Demostrando porque son una banda que ha liberado el obstáculo mas grande de todos, el tiempo. Uno de esos show que si desquitas lo que pagas de boleto, que desquitas todo lo que pagaste.
Con todos los clichés, las guitarras triples, los bajos galopa, la teatralidad en el escenario, la batería que resuena y hace que te des cuenta que sis ingenieros también son de primer nivel, por lograr esa calidad de audio en el Palacio, algo que a veces es todavía mas difícil de lograr. De lo mejor del año, otra vez. Lo único que si pudieran traer de telonero a Gojira o así como en Europa, sería la cereza del pastel.
Obviamente antes de empezar, Aces High también venía ese discurso de Winston Churchill
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Aces High
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Where Eagles Dare
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2 Minutes to Midnight
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The Clansman
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The Trooper
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Revelations
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For the Greater Good of God
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The Wicker Man
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Sign of the Cross
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Flight of Icarus
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Fear of the Dark
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The Number of the Beast
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Iron Maiden
Encore:
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The Evil That Men Do
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Hallowed Be Thy Name
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Run to the Hills