A mí, a ustedes, a todos se nos olvidan luego los próceres, los que estuvieron picando piedra para quenpudiéramos escuchar el verdadero rock, la verdadera poesía, el verdadero blues. Era 1998 la primera vez que yo lo vi en el «Festival Internacional Cervantino» en una plaza pública que ni me acuerdo. ¡Ah!, pero es que el Armando Palomas lo ha hecho día a día y año con año, y ya por más de 30 años.

Y tal cual me lo dice mi Señor Padre, el caballo se cansa, y más si te lo dice el doctor ya, y más cuando se lo dicen al Maestro. Y ya se lo dije a él. A ambos. De ahí procedemos, de ahí venimos. Y de ahí aprendemos.
Y para no elucubrar, en tal caso, ¿no se nos antoja ir a ver al Palomas en su despedida? Porque ya lo dijo, es su despedida. Conste que es la más verdadera despedida como para verlo. Y aparte, en el maravilloso Lunario del Auditorio Nacional. ¿Nos vemos ahí?