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Difícil discernir  la vida cuando se está acostumbrado a respirar; solo en aquellos momentos cuando tímida o caóticamente  se acerca a la muerte, llega el vislumbro de vivir: un constante caminar en la cuerda floja a varios pies distanciados del suelo, entre continuar y dejarse caer, entre avanzar o dejar de luchar.

Enrique Bunbury, es aquél hombre que cada año camina por aquella cuerda, reinventa y crea su propia imagen, ¿Quién no se ve diferente cuando da pasos al vacío? Aquello permite evolucionar y avanzar para dejar atrás miedos, frustraciones y hasta sueños. Con su último lanzamiento discográfico Posible habla de su trayectoria a través de la composición musical.

•  Todo nuevo ciclo es cerrar otro, ¿qué ciclo cerraste con el disco Posible y qué ciclo se abre?

Enrique Bunbury: Sé que el ciclo que se cierra es el que abrimos con Palosanto y continuamos con Expectativas. Juntos forman la trilogía de mis discos contemporáneos. Después de haber grabado discos más fronterizos entre el 2006 y el 2011, o haber investigado en el cabaret mediterráneo y latino del 99 al 2004. Lo que viene es un misterio, espero que emocionante. Se abre una nueva etapa, pero esa etapa no empieza con POSIBLE, empieza con el siguiente álbum.

• Vida y muerte son inicios nuevos, ¿cuál de ambas inspira más tu lado creativo?

EB: No creo poder disociar ambas. Todo lo que nace, perece. Todo lo que muere es porque ha vivido. Es parte de lo mismo. La muerte es un cambio de ciclo. Y la vida es un fragmento maravilloso de crecimiento y aprendizaje. Igualmente inspiradores y base de todo el arte que se ha creado desde que el hombre es hombre.

• La mayoría de las creaciones artísticas se basan en el amor hacia algo o alguien. ¿Se podría decir que Posible es un acto de amor? Y si es así, ¿en quién basaste este flujo de amor?

EB: Podría ser un acto de amor a las canciones. Un acto de amor a la vida. Un acto de amor a mis seres queridos. Porque sí, coincido contigo en que toda creación proviene de un acto de amor. La creación es en sí misma opta por la construcción, por la vida. En oposición a la destrucción, que nace del odio y la negación de la vida.

• ¿Crees en la reencarnación? Si es así, ¿cómo la definirías? O si es lo contrario, ¿qué ves más allá de la muerte física?

EB: Claro. Me gusta la teoría de la reencarnación. No tengo pruebas evidentes pero con la intuición me basta. La intuición es la base de todo lo que realmente importa en la vida. Eliges compañer@ de vida a partir de la intuición. Te guías en lo creativo por intuición. Los grandes filósofos, pensadores y científicos fueron haciendo camino en sus teorías a base de intuición. ¡Qué arma más fantástica, qué buena consejera y qué infravalorada! Creo en la encarnación en otro cuerpo después de la muerte con el propósito de superar etapas y seguir tu aprendizaje en un camino espiritual hacia la iluminación y el Nirvana. Es la base de las religiones orientales que más me fascinan.

•  Toda persona tiene diferentes rostros, diferentes facetas de uno mismo, ¿con cuál de ellas batallas más para crear un disco nuevo?

EB: Supongo que con mi parte más depresiva y negativa. Crear una canción necesita de un grado importante de esperanza. Creer que esa canción una vez la sueltes en el mundo, va a ayudar a alguien. Y querer ayudar a alguien es creer en un mundo mejor. La música y el arte hasta del ser más negativo y oscuro, nace de un acto hermoso y positivo. Aunque no lo sepa o lo quiera aceptar.

• ¿En este nuevo álbum qué parte de Bunbury está plasmada a diferencia de discos pasados?

EB: Mis dos discos anteriores Palosanto y Expectativas tenían la mirada puesta en lo social y el compromiso. Este es un disco mucho más personal e introspectivo.  Intento llegar a lo más universal a través de lo más personal. Hablo de mí mismo, de mi sentir, lo que me preocupa y me hace sufrir o levantarme con esperanza e ilusión, pero me gustaría pensar que no somos tan distintos y que nos ocurren y sentimos de formas parecidas.

• ¿Canción que te gustaría revivir de discos pasado que crees que no se les dio la importancia necesaria?

EB: Hay varias canciones que, conforme va pasando el tiempo y los sencillos y los hits se hacen más fuertes, parece que van quedando desgraciadamente más ocultas. En cada disco hay alguna de mis favoritas que no tuvo la atención que me parece que merecen. Pienso en» Mi Libertad» o «Plano Secuencia» o «21 de Octubre» o «Canto», o «Algo en Común», por ejemplo.

• ¿Existe en tu pensamiento algún retiro después de este disco?

EB: No es mi intención. Me gustaría grabar algún disco más.

• ¿Hay alguna inspiración de Mexico en tu disco?

EB: Siempre. En este álbum en concreto está «Mariachi sin cabeza» que contiene localizaciones de la bohemia nocturna y bizarra de la Ciudad de México y «Deseos de Usar y Tirar» que originalmente tenía ritmo de bolero.

• Canción de Posible con la que más te identificas

 EB: Me encanta «Los Términos de mi Rendición». Creo que es una canción muy especial y que va a llegar lejos. Una de mis favoritas de los últimos tiempos.

• Inspiraciones literarias que hayan emergido durante la composición de dicho disco

EB: No pienso en ninguna en concreto. Al igual que musicales, tampoco se me ocurre nada que pueda ser inspiración para este disco. Leo libros y escucho música muy dispar, que estoy seguro que quedan en mi mente dejando una huella, pero no puedo pensar en ellos como una influencia o una dirección que quise tomar.

Una entrevista que desnuda al artista de su carne, para ofrecer la vulnerabilidad de la creación. Tantos años Enrique Bunbury ha dado a su público parte de él en cada entrega discográfica y colaboración con otros cantautores. Un compositor que se reencarna en sí mismos a través de las letras y la melodía.

Y  es así como el autor de “Lady Blue” cierra está entrevista para Revista Kuadro:

Tengo muchas ganas de empezar la gira y reencontrarme con el público. Creo que este disco va a llegar a nuevas generaciones y que los conciertos van a ser muy emocionantes. Espero que sepan tener paciencia, porque cuando volvamos, será con mucha más fuerza y con más energía que nunca. Besos para todos.