Desde Cuba hasta México, la voz de Rita Donte resuena como un eco ancestral y al mismo tiempo futurista. Su álbum debut, Ritual, es un manifiesto íntimo que entreteje memorias, raíces, silencios y gratitud. Producido por el talentoso Gustavo Guerrero (conocido por su trabajo con Natalia Lafourcade y Silvana Estrada), el disco es una exploración sensorial donde la música jarocha, la tradición cubana y la palabra cantada se funden en una ceremonia profunda. En esta entrevista, Rita nos comparte el proceso detrás de este primer disco, su vínculo con el cuerpo, el azar que la llevó al canto y su forma única de habitar la música.

RK: Este estreno que lleva por título Ritual es tu álbum debut, pero suena como si llevara mucho tiempo gestándose. ¿Cuándo supiste que ya era el momento de nacer?
Rita: Realmente hay dos vertientes para responder esa pregunta. Una es cuando todos los agentes exteriores se dan: consigues la lana, encuentras al productor, a los músicos, lo grabas, lo mezclas, lo masterizas… y un día te dicen: ya está listo.
Y la otra fue un camino muy lindo de ir componiendo estas canciones con el tiempo, cuando empecé a explorar la composición, descubriendo qué quería decir, qué historias estaban saltando en el tintero. Así como «¡yo primero, yo primero!»
Y esas son las canciones compiladas en Ritual.
RK: El disco está lleno de sonidos que te han acompañado entre dos culturas: Cuba y México. ¿Qué fue lo primero que dijiste: “esto tiene que estar sí o sí”?
Rita: Humo de azul fue una de las primeras canciones que estaba en la lista. Luego Misteriosa, por ejemplo. Casi todas estas canciones fueron compuestas con jarana, que es este instrumento de Veracruz. Mi gratitud a México y a la tradición jarocha tenía que estar ahí.
No solo son ritmos tradicionales cubanos, también hay otros ritmos latinoamericanos presentes en el disco. En su mayoría es música con raíz cubana, pero hay muchas ventanitas de gratitud.
Paseo de las Misiones, por ejemplo, es un canto a mis ancestros. Todas se fueron llamando unas a otras: por ritmos, historias, palabras, poesía. Cuando ya fueron suficientes, decidí: con estas vamos a hacer algo.
RK: Esta historia comienza en la danza, pero luego tu cuerpo te pide otra cosa, que es la música. ¿Cómo fue ese momento en el que el silencio se volvió maestro?
Rita: Toma su tiempo. Dejar la danza no fue una decisión sutil. Fue un duelo profundo.
Me gusta decir que la música vino a salvarme. No tenía idea de hacia dónde iba a ir. Siempre supe que podía cantar, crecí con el piano de mi abuela cerca.
Cuando la danza dejó de ser una opción, al menos a nivel profesional, la música me dijo: «¿te acuerdas que puedes cantar? Mira todo lo que hay aquí». Me sacó de mi oscuridad.
Hoy Ritual está en nuestras manos. La música es mágica. Todos somos músicos en alguna forma. Todos podemos cantar, aunque sea solo para nosotros. La percusión y el canto vienen con nosotros desde siempre.
RK: En este disco, ¿qué papel juega el cuerpo? El tuyo, el de tus ancestros, el de los oyentes.
Rita: Es fundamental. Todo pasa por el cuerpo. Estas canciones son memorias, historias, duelos, gratitud. Tienen que pasar por este contenedor para llegar a existir afuera.
Casi todos vivimos las mismas situaciones: nos rompen el corazón, tenemos una ciudad natal, sentimos gratitud o inconformidad. El cuerpo es donde nace y a donde regresa la música.
Una vez que existe, la recibes por los oídos y reacciona en tu cuerpo. No haces una canción pensando en eso, pero sí eliges el ritmo y los colores sintiendo cómo se van a sentir en el cuerpo.
RK: Quiero regresar a tu historia con Juan Carlos Piñol. ¿Sientes que Ritual también es hijo del azar y la sincronicidad, o fue algo más intencionado?
Rita: No fue metódico, pero sí intencionado. Es como un hijo deseado.
Con Juan Carlos Piñol trabajé mis primeras canciones como vocalista, interpretando lo que él había compuesto, porque mis propias canciones todavía eran muy jóvenes. No me atrevía aún a compartirlas.
Con los años, después de escenarios y muchos músicos, aprendí a escribir y leer música en el camino. Ya componer tenía otra intención.
Conocí a Gustavo Guerrero gracias a otras personas, pero sí fue un encuentro muy deseado. Tenía un objetivo: dar a luz un disco.
RK: Hablando de Gustavo Guerrero, ¿qué desbloqueó en ti?
Rita: La confianza. Me ayudó a dejar atrás la timidez de pensar que mis canciones no le gustarían a nadie.
Me dijo: “Esto es una compilación, vamos a hacerlo.” Me hizo sentarme y empezar a trabajar.
Gracias a él, confié en lo que tenía para decir, tal cual es. Me ayudó a entregarlo sin filtros y dejar que eso tuviera su efecto.
RK: Y volviendo a los sonidos de México, como la jarana y la música jarocha, ¿qué descubriste al sumergirte en ellos?
Rita: Descubrí muchísima música nueva. Yo crecí con mucha música tradicional cubana, pero en Cuba escuchábamos también a Pedro Infante, al mariachi, a Juan Gabriel, a Luis Miguel.
Pero el son huasteco, el son jarocho… eso no lo conocía. Se me abrió un mundo nuevo.
Es un regalo enorme poder escuchar esa herencia sonora. Me inspiraron nuevos sonidos, instrumentos, formas de cantar, incluso esos falsetes tan particulares. Estoy muy agradecida.
RK: En el proceso de grabación, ¿trabajaron a la distancia? ¿Cómo fue esa intimidad?
Rita: No, de hecho grabamos en vivo. Aunque tuvimos algunas sesiones por Zoom para trabajar ideas, cuando llegó el momento, yo estuve en Ciudad de México.
Grabamos todos juntos en Cubetas Records, en La Candelaria. Todos tocando y cantando al mismo tiempo. No hubo clic, ni pistas separadas.
Así es como queríamos que nacieran estas canciones: todos latiendo a la vez. Ensayamos, contábamos hasta cuatro… y disfrutábamos. Esa energía solo se logra así.
RK: Tu voz en el disco guía, pero también abraza. ¿Cómo la cuidas o transformas cuando compones?
Rita: Cuando compongo para mí, tiene un color más bajo, más íntimo.
Ya cuando hay músicos detrás, debe tener cierta intención, no necesariamente volumen, pero sí liderazgo.
La voz se convierte en la guía de cuándo subir o bajar.
Sigue siendo íntima, pero distinta, porque ya está sostenida por una banda. Depende del contexto.
RK: Después de que alguien escuche Ritual por primera vez, ¿qué te gustaría que sintiera en el cuerpo y en el alma?
Rita: Gratitud.
Ritual no es solo un álbum, es un acto de presencia. Una invitación a detenerse, a escuchar con el cuerpo y a conectar con lo esencial a través del arte.
Si todavía no lo escuchas, aquí abajo te dejamos Ritual para que te unas a la vibra: