Texto por Saraí Arteaga
Felipe el hombre es una banda formada en 2012 por Mario Murillo (vocalista), Alejandro Flores (guitarrista) y Daniel Pliego (baterista); tres músicos chihuahuenses que poco a poco han ido creciendo en la industria del rock en México. Con tan sólo dos EP, la banda se aventuró a hacer su primer disco en una sesión en vivo en el estudio Sonic Ranch: Hijos del Sol.
“Sin Frenos” es la primera canción del álbum. Es una track donde destacan la batería y el bajo. Su lírica es muy sencilla pero embona perfecto con la melodía rockera. Prosigue el tema homónimo del disco: “Los hijos del sol” tiene un ritmo un poco más relajado en algunas partes. La letra hace analogías que, indirectamente, hacen referencia al nombre de la rola.
Por donde lo vean, “Cascabela” es una canción muy desértica. La historia que cuentan en ella es un poco dura, pero no agresiva gracias a su ritmo rock & roll. En “Paso del Tiempo”, con ayuda de Amalia Mondragón (ex-vocalista de The Chamanas), conservaron su esencia rockera mientras narraban una historia de amor y desamor. “Dispárame” es retadora, tanto melódica como líricamente.
“Espejismo” describe lo que todos hemos vivido alguna vez: un amor fugaz que no queremos que acabe. “Diablo de polvo”, por su parte, es una canción muy rápida con una situación un tanto confusa y contradictoria. “Sinestésico” es una montaña rusa de sonidos. La rola es eufórica, esto se pierde en algunas partes, pero lo mantienen al cerrar.
“Animal” es sosiega, perfectamente compuesta y equilibrada. Para cerrar el álbum eligieron la canción con mayor duración: “Sueños largos”, un track relativamente lento y oscuro que refuerza el estilo único de voz suave e instrumentos enérgicos de la banda.
Felipe el hombre es el personaje que estos tres músicos crearon para contar sus letras (nada alejado del personaje que Gabriel García Márquez creó para Cien Años de Soledad). Hijos del sol es un tributo a sus raíces; en cada canción hay un toque desértico con el que seguramente la gente los irá identificando. De repente se pierde la voz entre la guitarra y el bajo; pero a través de esta y todos los instrumentos, el trío logra una gran armonización que seguramente mantendrán en sus discos futuros