Fotos por Ximena Vargas
Su nombre es Emma Mayte Carballo Hernandez, pero la gente la conoce como Flor Amargo. La misma que estuvo en la Voz México, la de los vídeos virales que le han ganado el apodo de la pianista loca del metro. La que, si tienes suerte, puedes encontrar tocando en alguna calle del centro Histórico.
Y vaya que le sienta bien su apodo. Es pianista egresada del conservatorio, aunque su interés no esté tanto en lo clásico, sino en el urbano y en lo popular. Y, durante su presentación en el Lunario demostró que sabe combinar las dos: sus habilidades con los dedos, entrando y saliendo cada vez que es necesario, y su inclinación por lo urbano.
El setlist que presentó la noche del pasado 4 de noviembre resume perfectamente su visión musical. Canciones propias como “Tu y yo” que cantaba con sus músicos de confianza en los metales, y canciones tan populares como «La Llorona, “o Piel Morena”, está última con Madame Recamier.
También, se comprobó otra cosa. Sí está también bien loquita. Pero no es del tipo de loquitas intensas, desesperadas y decadentes. Es más bien de las loquitas lucidas, sonrientes, entregadas a su propia pasión. Eso mismo dice ella a medio show. Prefiere ser loca feliz que amargada y sana. Y los asistentes le aplauden cada una de sus locuras, cada una de sus gracias arriba del escenario donde no dejó de bailar, cantar, moverse como Selena, o Rita Guerrero con evidentes condiciones histriónicas.
Aunque fue su primer Lunario, parecía que llevaba ya varios. No estaba sola. Su familia, sus fans y muchos músicos la acompañaban. La Sonora Santanera subió al escenario para tocar sus éxitos “Perfume de Gardenias”, y «Corazón de Acero». Hizo lo propio el sobrio Alejandro Marcovich, quién le puso alma a “Busco a Alguien”, la canción que Flor canta en estudio con Mon Laferte.
La cereza en el pastel o el momento chusco #conmovedor fue la declaración de matrimonio arriba del escenario, que llegó con «Luciérnaga Azul». Y después, volvió a romper la seriedad con la “Cumbia del Aguacate”, una canción con la que subió a algunos asistentes a bailar, a moverse, a volverse locos también, como sinónimo a alegres, a felices, a flores amargos.