Fotos: Oscar Villanueva (Cortesía)
Mark Lanegan es un músico de Washington que por mucho tiempo lideró una banda de la escena grunge llama Screaming Trees, Mark ha sido un personaje siempre activo en el mundo del rock alternativo y ha llegado a colaborar con Nirvana, Queens of the Stone Age, Melissa Auf Der Maur entre muchos otros y es así que su camino lo trajo a cruzarse, una vez más, a la caótica Ciudad de México.
Una guitarra, un teclado, una caja de ritmos y tres voces es lo que acompaña a Mark Lanegan en su andar y realmente es todo lo que se necesitó para llenar de energía el Plaza Condesa el pasado 5 de septiembre. Con sólo 2 músicos y la presencia del señor Lanegan se presentó un concierto que ejemplifica muy claramente el concepto de intimidad. Cercanía que se veía en un público ya entrado en los 30s y que han seguido al músico desde su faceta más ruidosa y que ahora presenta música más madura, más enfocada en temas más profundos, más personales y que deja entre ver el kilometraje recorrido.
La textura de la voz del artista, la energía de la guitarra y la sutileza de los teclados fueron elementos sencillos pero efectivos para presentar canciones de sus 10 discos que en casi 30 años han ido retratando el crecimiento y desarrollo de éste tan misterioso músico. Pudimos escuchar canciones de casi todos sus trabajos, (“Snake song”, “One hundred days”, “Hit the city”) sobretodo del más reciente Gargoyle (2017) (“Beehive”, “Goodbye to beauty”) y hasta un cover (“You only live twice” de Nancy Sinatra) deleitaron el oído de los presentes.
Casi dos horas de recital dejaron al público embelesado con el dolor de sus letras, la pasión de la interpretación y lo áspero de su voz, todo ese tiempo de música y no fue suficiente, muchos nos quedamos con ganas de más. Así se demostró ya que, a pesar, de que estuvo amenazando con que “ya solo nos quedan 2 canciones más”, la audiencia le exigió más. Al salir del escenario, el público lo llamó una vez más y nos regaló un “encore” con algunas piezas más.
A Mark se le veía sorprendentemente contento pues, a pesar de lo frío de su estampa, se le podía distinguir el disfrute de un show como este, se notaba la relación tan cercana que tiene con sus músicos y la naturalidad con la que sus fans se comunican con él, demuestra lo profundo que su música ha penetrado en las almas de los escuchas, pues música que habla directamente a un corazón roto, a un corazón confundido, a un corazón en ruinas; es música que sana y que se queda para siempre adentro de uno.
Al final del concierto, el cantante ratificó el gozo de la noche y salió a firmar autógrafos y a convivir un poco con los seguidores que se formaron a esperarlo.
